Oviedo, M. J. I.

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha dedicado la carta semanal de la Diócesis a la canonización de Juan Pablo II. Sanz titula la misiva «Santo súbito: Juan Pablo II». Esa fue la frase que la gente gritaba sin parar en la plaza de San Pedro, de El Vaticano, la noche de su muerte, el 2 de abril de 2005.

Así lo rememora el arzobispo. «En aquella noche el pueblo lo dijo ya, con esa intuición que tienen las gentes sencillas». El arzobispo añade en otro párrafo: «Todo eso que hemos reconocido con gratitud emocionada en el ayer de la vida terrena de este gran Papa lo queremos ver reconocido en el hoy y el mañana de una vida eterna santa y beata».

Para el titular de la diócesis, el nuevo santo no fue alguien genial o un pensador sólido tan sólo. «Tampoco su profunda fe de vieja y cristiana raigambre es lo que nos asombra, sino su humanidad conmovedora y su solicitud ante las heridas de los hombres», matiza.

Además, explica que después de seis años del fallecimiento de Wojtyla, la Iglesia ha verificado la santidad que el pueblo ya intuía. La catedral de Oviedo acogerá en breve una misa de acción de gracias por el beato Juan Pablo II.