«En tiempos de tribulación, no hacer mudanzas». Pese a la máxima religiosa, las sedes de la Delegación del Gobierno, la Confederación Hidrográfica o Hunosa en Asturias están preparadas ya para acoger nuevos inquilinos. Es el último paso de una reacción en cadena de índole nacional que se inició el 20-N en las urnas y que Mariano Rajoy ha acelerado con el nombramiento de su Gobierno.

Tras semanas de absoluto silencio, el gallego ha roto aguas y como la lluvia, de arriba abajo, el PP va alumbrando los cargos de su administración. Primero Rajoy designó ministros, ahora los ministros eligen secretarios de Estado, luego llegarán los secretarios generales y los directores, y así hasta el último peón del organigrama. En Asturias, la gaviota pepera también está de parto. Las crías de la «Larus michahellis», la gaviota más común, la de pata amarilla, tardan entre veinte y treinta días en salir del huevo. Puede ser una aproximación.

Acaba de irse el Gordo de la Navidad, pero en el PP juegan a la quiniela mientras se rompe el cascarón. Y con los populares, muchos responsables del resto de fuerzas políticas, que también hacen cábalas sobre los nombramientos y el posible efecto que puedan tener éstos en la escena política regional. ¿Por qué? Ahora se verá.

La apuesta más alta se ha registrado en la Delegación del Gobierno. Muchos sitúan a Gabino de Lorenzo en el sillón que ocupa el langreano Francisco González Zapico, que sustituyó a Antonio Trevín cuando éste pasó a liderar la lista del PSOE al Congreso. Aseguran que lo ha pedido él mismo. No puede ser de otra forma. En el mitin central de la pasada campaña, Rajoy le dijo al regidor: «Gabino, serás alcalde hasta que tú y los ovetenses queráis». ¿Visos de realidad? «Será un hombre de partido, de lealtad más que probada, que conozca bien la tierra, con perfil y cintura política», responden en el PP cuando se les pregunta por el nuevo Delegado. ¿Encaja De Lorenzo en la descripción? «Depende», diría Rajoy.

Aunque en el PP asturiano nadie dice saber a ciencia cierta lo que sucederá, el posible paso del alcalde de Oviedo a la Delegación cuenta ya con partidarios y detractores. Unos ven pros; otros, contras. Puntos desfavorables. Uno: el momento que se avecina, de crisis y conflictividad social, y de gran tensión en la política nacional, exigirá dedicación exclusiva y máxima atención, no un Alcalde que pira los plenos. Dos: en el equipo municipal del PP no hay nadie con un claro perfil de regidor para encarnar el relevo. Agustín Iglesias Caunedo, Jaime Reinares, Alberto Mortera, Inmaculada González? Unos más, otros menos, pero ninguno convence al cien por cien. Tres: los foristas podrían interpretar la salida de Gabino de Lorenzo como una huida del que ha sido su bestia negra en la pasada crisis popular.

En los pros. Uno: la figura política de Gabino de Lorenzo seguiría siendo un referencia del PP en el Principado, quizá la más clara junto al presidente del partido, e igual que los foristas podrían hablar de derrota, los populares estarían en disposición de vestir la decisión como una muestra de confianza de la dirección nacional hacia el Alcalde. Dos: De Lorenzo no se encuentra ya tan cómodo en el Ayuntamiento, la pérdida de la mayoría absoluta se sufre cada día. Tres: Si hay una figura política en el PP asturiano que puede contrapesar a Cascos en cualquier acto ése es Gabino de Lorenzo. Y cuatro: la salida de De Lorenzo de Oviedo siempre ayudaría a coser heridas con Foro. Cada uno cuenta la feria?

De Lorenzo no es el único nombre que suena para el cargo de Delegado aunque sí el que más fuerte. Jaime Reinares e Isabel Pérez-Espinosa completarían la terna. ¿Qué saldrá? Razón, en el número trece de la madrileña calle Génova o en la Moncloa. Si hay algo claro desde el 20-N es que en el PP manda Rajoy, que acaba de dar una lección designando su Gobierno sin una sola filtración a la prensa.

Lo dicho hasta ahora sirve también para Hunosa y para la Confederación Hidrográfica, donde el nombre que destaca es el de Victoria Delgado, asesora jurídica del departamento que ya fue directora del parque nacional de Picos de Europa. En la minera estatal se perfila como presidenta -sería la primera mujer que ocupa el cargo- la ingeniera allerana María Teresa Mallada. La responsable de política territorial del partido trabaja en el pozo María Luisa, en Langreo. Como posibles al frente de la hullera también sonaron los nombres de Isidro Fernández Rozada, recién llegado al Senado que hasta ahora se había encargado del seguimiento del plan minero en el Congreso, y del mismo Gabino de Lorenzo, ingeniero de Minas como Mallada. Rozada parece ahora destinado a la Comisión de Educación de la Cámara alta. Como antes, la última palabra la tiene Madrid y no es descartable que los ministros lleguen con equipo hecho.

Ajustes en Asturias. El PP podría aprovechar el escenario de cambios para acometer una remodelación de su Grupo Parlamentario en la Junta y tratar de aliviar, hasta donde pueda, las tensiones internas entre la portavoz, Pérez-Espinosa, y buena parte de sus diputados. La única modificación que parece fija es la salida de Ana Barrientos hacia el Consejo Consultivo. Su puesto lo ocuparía José Ramón García Cañal, que podría entrar para jugar un papel principal en la inminente negociación presupuestaria. Cañal mantiene buena relación con Foro, algo clave en este marco.

¿Ayudarán los cambios al diálogo entre el PP y Foro? La relación entre ambas fuerzas también está mudando en tiempos de crisis. Foro y PP han hablado ya sobre la Sindicatura y el Consejo Consultivo? Y el Gobierno regional de Foro acaba de autorizar un pago de un millón de euros por el IBI al Ayuntamiento de Oviedo que llevaba meses paralizado; además, el portavoz casquista en el Ayuntamiento, Arturo González de Mesa, anuncia su disposición a apoyar el presupuesto de Gabino de Lorenzo, y Enrique Álvarez Sostres, hombre de Foro en el Congreso, respaldó la investidura de Rajoy sin contrapartidas. Desde el otro lado, el PP ha evitado la crítica dura al Presupuesto regional pese a sus dudas? Cascos ha presentado unas cuentas estratégicas que incrementan el gasto social y lanzan guiños a la izquierda por si fuera necesario buscar su apoyo; unas cifras holgadas que, en caso de ser rebajadas, le permitirían compartir el peso del ajuste con los socios de negociación, y unas cuentas que hasta IU ve hinchadas y que, si se empecina en ellas, le facilitarían escenificar una ruptura. Entonces, ¿qué sucede?

La explicación a las vías de diálogo que están abriendo populares y foristas es variada. Ni Foro ni PP pueden seguir dando la espalda a sus bases y al común de la sociedad asturiana, que no entienden que dos partidos «hermanos» que gozan de mayoría en la Junta condenen a la región a quedarse sin Presupuesto, cuando más arrecia la crisis, por las rencillas personales que atenazan a sus cúpulas.

Tanto en el PP como en Foro hay cada día más voces que piden diálogo. «No podemos seguir con una guerra diaria», señala un significado dirigente forista a LA NUEVA ESPAÑA. Así, algunos de los del «pico y pala», una expresión adoptada por Foro que, según la periodista Virginia Drake, suele usar Esperanza Aguirre, se han puesto manos a la obra y han organizado varias reuniones en Oviedo -en el restaurante La Cuadra de Antón- y en Gijón en las que se oyeron, entre otros, argumentos críticos. En el PP, tres cuartas partes de lo mismo. Uno de los que más aboga por el diálogo es Fernández Rozada.

Pero dialogar cuando llevas más de un año a mordiscos y cuando compites por el mismo electorado no es fácil. Todos guardan cartas en la manga. Cascos ya ha mostrado alguna de las suyas: ponerse a rebufo de lo que haga Rajoy, vincular las cuentas a la concertación social y mantener la exigencia a Madrid. La más llamativa no obstante: el adelanto electoral. Con un PP pendiente de un congreso, sin candidato visible, con nuevo riesgo de enfrentamiento interno, los tiempos cortos corren a favor de Foro. Aún así, los populares sospechan que todo es un farol, que Cascos no puede asumir el peso de explicar al ciudadano el coste económico que tiene convocar de nuevo elecciones.

Pero, por si acaso, Rajoy, que suele decir que «los congresos y las elecciones no los gana el que tiene razón sino el que suma más votos», quiere las mínimas sorpresas. Así, ha decidido que el de Asturias será el primer congreso regional que celebre el PP en España, tras el nacional de febrero en Sevilla, donde se nombrará nueva ejecutiva (está por ver si sigue María Dolores de Cospedal, quien sustituye a Ana Mato o qué cargo ocupa Esteban González Pons) y se despejarán algunos articulados del estatuto popular claves para la posterior elección de los presidentes regionales. Luego llegarán las elecciones andaluzas y, más tarde, el congreso asturiano. Hay tiempo de sobra para que Cascos medite el adelanto electoral y busque su momento. El remedio que se autorreceta el PP, por si acaso, es orden, tranquilidad y consenso. Si no hay adelanto, el nuevo presidente regional tendría, hasta las autonómicas, tiempo para coser heridas con Foro. Pero aún falta mucho para que esos pollitos rompan el huevo y saber si son machos o hembras.