Las seis víctimas de la tragedia del pozo Emilio Valle fallecieron por una "anoxia oxipriva", es decir, asfixiados de forma instantánea por la ausencia de oxígeno, debido a una fuga de grisú que José Antonio Colinas, secretario del comité de empresa de la Hullera Vasco Leonesa, a la que pertenece la explotación, calificó ayer de "brutal". La causa del fallecimiento figura en el informe forense provisional que ya obra en poder del juzgado de instrucción número 1 de León, tras las pruebas de autopsia realizadas en el Instituto de Medicina Legal.

Presente en la concentración que se celebró ayer en Pola de Gordón en recuerdo de los mineros fallecidos, Colinas desveló que el grisú sigue presente en la séptima planta del pozo, por lo que los expertos todavía no han podido acceder a su interior para determinar las causas de la catástrofe. El responsable del comité de empresa está convencido de que la entrada del gas a la galería en la que estaban los trabajadores tuvo que ser muy importante y también muy rápida. Los mineros no tuvieron tiempo a reaccionar y cayeron fulminados. Ninguno de ellos llegó a colocarse el autorrespirador, pese a que tan solo se tarda diez segundos en hacerlo. Además, Colinas subrayó que en la explotación gordonesa hay aparatos para la medida de gas de una gran sensibilidad, pero que tampoco fueron capaces de alertar con suficiente tiempo de la fuga que se avecinaba.

La Comisión Estatal de Seguridad Minera inició ayer la investigación sobre lo acontecido en el pozo gordonés, aunque, según el ministro de Industria, José Manuel Soria, sus técnicos no podrán bajar a la séptima planta, al menos, hasta mañana. Los sindicatos mineros mantienen la cautela con respecto a las causas del siniestro.