La crisis se está llevando a los inmigrantes de la región. Hace tres años, en Asturias vivían 50.827 extranjeros, sin embargo ahora, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ya sólo residen 41.264. Es decir, desde 2012, la región perdió un total de 9.563 inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos. La cifra, indican los expertos, es negativa para el Principado, ya que más del 60 por ciento de la población foránea tiene entre 16 y 44 años. La fuga de habitantes con nacionalidad extranjera agudiza, por tanto, el declive demográfico de una Asturias envejecida y cuya tasa de natalidad está en números rojos. Esta tendencia, explica el economista César Rodríguez, sólo podría corregirse en el caso de que se produjese una fuerte recuperación económica y además, fuese mayor en la región que en el resto de España. Pero ese crecimiento, agrega, es poco probable.

Mientras tanto, los sindicatos alertan de que cada vez más españoles de origen extranjero salen del país. De hecho, según UGT, en 2013 fueron 6.409 inmigrantes los que dejaron atrás Asturias, de los cuales casi la mitad, 3.139, tenían nacionalidad española, la mayoría de ellos por ser descendientes de españoles emigrados. El secretario de política social de Comisiones Obreras, Juan José Palacios, explica que esto sucede sobre todo con la población latinoamericana. "Al no haber trabajo aquí, vuelven a países como Brasil o Ecuador, donde la construcción no para de crecer, pero sabiendo que dentro de unos años podrán volver a Asturias", detalla Palacios.

La crisis económica y en consecuencia la falta de trabajo es, según manifiestan los propios afectados, la principal razón por la que los inmigrantes han abandonado de forma masiva el Principado. "Una persona de fuera necesita un permiso de trabajo para poder estar aquí y eso sin un contrato es imposible. De ahí, que muchos inmigrantes se hayan quedado sin papeles y por tanto hayan tenido que volver a su país de origen", explica Carmen Prado, presidenta de SOS Racismo en Asturias. Prado denuncia también que la Administración "no sólo no pone facilidades, sino que se entorpece a los extranjeros". En este mismo sentido se pronuncia Orlando Estupiñán, responsable de la Asociación Artística Asturias Latina, que opina que cada vez se endurecen más las políticas de inmigración. "¿Cómo puede ser que un gobierno se plantee castigar con pena de cárcel a una persona que acoja en su casa a un inmigrante sin papeles? Eso no es normal. Un extranjero necesita una período de tiempo para poder legalizar su situación", opina.

Todo ello, dicen los inmigrantes residentes en Asturias, ha llevado a muchos de sus compatriotas a hacer las maletas. José Sánchez, presidente de la Asociación de Ecuatorianos Residentes en Oviedo y responsable de La Cumbre Asesores, que asiste también a extranjeros, asegura que en su colectivo el descenso de la población inmigrante "se ha notado mucho". "Más de la mitad se han ido; ahora sólo quedamos en la capital unas 60 familias ecuatorianas", indica. Para Sánchez, la huida de forasteros no sólo afecta negativamente a la población desde el punto de vista demográfico, sino también de la diversidad cultural. Sin olvidar que "gracias a los inmigrantes se generó trabajo", agrega.

El secretario de política social de Comisiones Obreras en Asturias, Juan José Palacios, asegura que fue en 2012 cuando la región registró un mayor número de inmigrantes. Aun así, el Principado siempre estuvo muy por debajo de la media nacional. De hecho, hoy en día es la tercera comunidad que menos extranjeros tiene, siendo tan sólo superada por Extremadura y Galicia. "Aquí siempre hubo poco dinamismo de la economía, a diferencia de en otras zonas", comenta Palacios. A su juicio, que un 35,6 por ciento de las bajas registradas el pasado año hayan sido inmigrantes evidencia la situación laboral que vive la región.

En relación a ello, la secretaria de empleo, igualdad y política social de UGT, Paula Trueba, afirma que a raíz de la crisis fueron las personas extranjeras las primeras en perder su puesto de trabajo. Trueba denuncia que la población de doble nacionalidad "no percibe las mismas retribuciones y no tiene acceso a los mismos puestos de trabajo que los españoles de origen". Prueba de ello, añade, es que "perciben unos salarios más bajos".

Fruto de esta situación, muchos inmigrantes no han dudado en regresar a su país de origen o en todo caso a probar suerte en otro distinto. Normalmente, en Alemania, Francia, Noruega, Suiza y Dinamarca, donde las oportunidades de trabajo son mayores, según expresa Prince Kennedy, presidente de la Comunidad Africana en Asturias.