Salud, dinero y amor. Estos son los deseos que llevan cada 8 de septiembre a cientos de romeros a San Adriano (Castrillón) atraídos por la leyenda que envuelve al santo. Cuentan que San Adriano concede siempre el primero de tres deseos a los que le visitan por primera vez y el matrimonio a los que se pasan las cadenas por las piernas. La tradición data de la Edad Media. De ahí que ayer pocos se quedaran sin restregar los eslabones plateados por pecho, espalda, barrigas, piernas y también por la cabeza. Unos pedían adelgazar, otros algo más de pelo y algunos, novia. Pero quien más y quien menos confió al santo sus dolores, y pidió salud.