La llegada a Asturias de los radares que pueden "vigilar" a los conductores dentro de sus vehículos ha enervado a los conductores y ha despertado incluso dudas acerca de la legalidad de estos dispositivos. Pero la polémica acerca de la utilización de los cinemómetros en la región no es algo nuevo, ni mucho menos. Los conductores de Asturias sufren desde hace años la presencia de varios "radares malditos" que imponen numerosas sanciones cada día. Estos dispositivos son considerados por contribuyentes como una mera herramienta recaudatoria. Dos de ellos se llevan la palma en cuanto al "odio" que despiertan entre quienes se ponen al volante.

Precaución a la entrada de Gijón

El radar situado a la entrada de Gijón por la avenida de Portugal es, por derecho propio, uno de los más criticados por los asturianos por ser uno de los que más multa de toda España, según los estudios realizados en los últimos años por las asociaciones de conductores. Este cinemómetro "caza" a 40 conductores cada día. Los sancionados aseguran que la situación de la cámara (posicionada a pocos metros de la señal de advertencia que obliga a reducir a los 80 kilómetros por hora la velocidad), hace que se multe a muchos ciudadanos a los que no se da tiempo a frenar. El cinemómetro se situó en esta entrada de la ciudad para intentar reducir la gran cantidad de accidentes que se producían en la rotonda de la avenida de Portugal. El asunto de la siniestralidad en la zona llegó incluso a ser objeto de polémica en un Pleno Municipal.

El "más odiado" de Oviedo

En Oviedo el radar que más quejas genera entre los conductores es el situado a la salida del túnel de la Bolgachina. Los argumentos para criticar este cinemómetro son, en el fondo, los mismos que se utilizan contra el situado en la avenida de Portugal de Gijón: la cámara sanciona a muchos conductores por el escaso margen de maniobra que se da a los conductores desde que se anuncia el radar hasta que se hace la fotografía.