"No te duermas, que los Reyes ya suben"

Hubo madrugones. La organización había avisado de que a las diez de la mañana la carretera de acceso a Poreñu desde Villaviciosa se cerraba. A las nueve el pueblo estaba lleno, incluyendo los integrantes de las bandas folklóricas y la Banda de Música de Villaviciosa. Entre el madrugón y el fresquito mañanero los asturianinos más pequeños cerraban los ojos. "No te duermas, que los reyes ya suben", le decía la senior del grupo a una chiquilla. Faltaban dos horas para la entrada en el pueblo de Felipe y Letizia.

Un pueblo nuevo... de principios del siglo X

Todo limpio y aseado, sin geranios metidos en latas de aceite ni neumáticos de tractor en cada esquina. Poreñu era ayer un pueblo en perfecto estado de revista. Parecía nuevo si no fuera por algunos hórreos aquejados de la inevitable enfermedad del tiempo. Pocos saben sin embargo que la primera referencia documental que se tiene de Poreñu es de principios del siglo X, citado por una donación del rey Ordoño II.

Un patuco al suelo, que recogió el Rey de España

Tras una valla estaba Ainhoa Aguirre con su hijo Joel, de tres meses. El pobre Joel aguantaba mal la claridad del sol que le daba de frente. Cuando los reyes se acercaron a él, el bebé perdió uno de sus patucos, que don Felipe recogió y se lo entregó a Ainhoa. "Pasé una vergüenza que casi me muero", dijo la madre. Doña Letizia sacó su vena asturiana y exclamó mirando a Joel: "¡Menudas patucas tiene!". "Menudas" es un término que significa aquí gordas.

De 1991 a 2017 o cuando la Reina era una estudiante de Periodismo

El 19 de octubre de 1991 el entonces Príncipe de Asturias recaló por vez primera en el concejo de Villaviciosa para entregar el premio del "Pueblo ejemplar" a la Asociación Cultural Cubera. Han pasado 26 años y un día desde entonces. Asturias no es la misma, el príncipe se hizo rey y en 1991 la reina Letizia era una joven de 19 años que había comenzado sus estudios de Periodismo en la Complutense de Madrid. Aquella visita real de 1991 fue recordada por el alcalde maliayo Alejandro Vega, que tuvo un particular homenaje al alcalde que ejerció de anfitrión aquel año: Asensio Martínez Cobián, fallecido en el año 2014.

¡Vaya cacho bueyes!, que en realidad son vacas

¡Vaya cacho bueyes! afirmaban los periodistas urbanitas. ¡Que no, que no son bueyes, que son vacas! repetía el ganadero piloñés Víctor Molina cuando los medios se acercaron a él para preguntarle por su conversación con los reyes. Machos o hembras. "Coño, a la vista está", explicaba uno del pueblo señalando los bajos de las reses.

Un catering alternativo, con comensales que se lo merecían

A la salida del pueblo camino de Valdebárzana (o sea, tirando para Oviedo), la organización había montado un catering alternativo para el personal que trabajó la jornada y colaboró en los festejos. Al aire libre, músicos y bailarines disfrutaron de una mesa (alargada) y sobremesa (corta), con un menú tan rico como el oficial y más merecido que el de muchos de los invitados a la carpa real.

"¡Ay, perdón! Es que les hojes van pegaes"

Los lloros al final del discurso de Isabel Lanzón, secretaria de la Asociación La Capilla pusieron un nudo en la garganta a sus vecinos. "No va a poder terminar, probina", se angustiaba una de sus amigas. Pero terminó, y a lo grande. Unos minutos antes Isabel había protagonizado una anécdota: pasó del final del primer folio al inicio del tercero, y cuando vio que aquello sonaba raro, se paró en seco: ¡Ay, perdón, me salté una hoja... Es que van pegaes! Bien por tanta naturalidad, eso que tan poco abunda en los grandes actos.

Buenas carnes y un baile con "Pasito Show"

La fiesta en Poreñu no se acabó tras la sobremesa. A las nueve de la noche comenzó la cena organizada por la Asociación de Vecinos en colaboración con la IGP Tercera Asturiana. Hubo degustación y al concluir los comensales quemaron calorías al ritmo de la orquesta "Pasito Show".

"No es Leti, es Letizia"

"¡Leti!, ¡Leti!, ¡Leti!", gritaban unas niñas en primera fila. Alguna madre se alarmó: "No se dice Leti, sino Letizia". Pero no había forma. "¡Que vengan los Reyes!", reclamaban las niñas, un coro que sirvió para ayer y que puede servir para el próximo 5 de enero. Las niñas saludaron a Letizia, cambiaron de lugar, volvieron a saludarla y obligaron a la reina a un simpático "pero ¡otra vez!".