Myriam MANCISIDOR

«Las brujas son muy distintas según en qué comunidad se relatan las leyendas: aquí viven siempre cerca de ríos; en Castilla en los bosques secos», explica Concha Nieto García con una lucidez asombrosa al salir de clase. Participa en un taller de Aulas Populares sobre mitología y brujería en Asturias que imparte Ramón Baragaño. Y con noventa años recién cumplidos, Concha Nieto es una alumna aventajada que primero fue maestra. «No me puedo dormir en los laureles por eso me apunto a todo», asegura esta mujer que figura como una de las estudiantes más veteranas de Aulas Populares: hace una década, cuando se impartieron los primeros cursos de AUPA, la maestra ya solicitó ser alumna. Hasta hoy.

«En estos años he participado en cursos de historia de Asturias, de la Edad Media... me encanta todo lo que tiene relación con la literatura, con las letras en general», recalca Concha Nieto. Cuando en su juventud ejerció también como alumna, sin embargo, esta vallisoletana creyó que lo suyo eran los números. Por eso se matriculó en Ciencias Químicas, carrera que dejó a la mitad para inscribirse en Magisterio. Ejerció en La Calzada (Gijón). Su primer trabajo fue en un colegio «de subnormales», donde aprendió otra gran lección: «Tuve niños muy curiosos, jóvenes que trataban por tontos cuando su problema era que estaban faltos de cariño». Luego dio clase a párvulos y más tarde se trasladó de Asturias, donde se casó, a Marruecos.

Mientras su marido impulsaba escuelas, ella daba clases. Nunca puso freno a sus sueños. Y sacó tiempo para formar a una familia compuesta por seis mujeres y un hombre. Cuando nació su última hija que ahora ronda la cuarentena, Concha Nieto se asentó definitivamente en Avilés hasta donde ayer se desplazó su familia para cantarle el cumpleaños feliz. Pese a todo, Nieto acudió a clase. Para la maestra nonagenaria, eso de hacer novillos no entra en sus planes. «Me gusta venir a clase y estudiar porque así aprovecho el tiempo y salgo de casa. Además no me gustan demasiado las tareas domésticas, ya tuve que hacer bastantes cuando estudié Magisterio», relata esta mujer que jamás pierde la sonrisa.

Nieto es una de las alumnas con más edad de Aulas Populares. De ahí que su entusiasmo por aprender sea un ejemplo para otros estudiantes. «Le recomendaría a todo el mundo que participara en este tipo de cursos, los mayores no podemos quedarnos sin hacer nada porque se nos va la vida», sentencia. Y se le abren los ojos cuando le preguntan por la última lección que aprendió, en este caso de brujería. «En Asturias hay muchas leyendas pero en Castilla también, sobre todo en Palencia, una zona montañosa y con mucha vegetación», subraya, como repasando en alto para un examen. Luego, sonríe. Se sabe la lección al dedillo. «Seguiré estudiando de todo, menos matemáticas», concluye la maestra que ahora repite como alumna.