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La aluminera avilesina, en la cuerda floja

Alcoa sigue cerrando plantas y reduciendo producción de primario

Trabajadores de Alcoa, en una protesta. RICARDO SOLÍS

"Cerraremos las plantas de España si no hay acuerdo satisfactorio para la tarifa eléctrica", aseveró en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA en 2012 el entonces presidente de Alcoa en España, José Ramón Camino de Miguel. A finales del pasado año, tras el nuevo modelo de subastas eléctricas, la amenaza llegó a estar sobre la mesa en forma de expediente de extinción de empleo.

"La energía es la asignatura pendiente en España y Europa para definir una política industrial. El consumo de energía eléctrica en España es un 25% menor que la producción. No somos caros en producción, distribución ni comercialización, pero en la factura energética hay un montón de elementos que deberían estar en los Presupuestos Generales del Estado", expuso un empresario industrial.

La luz es cara y Alcoa es la empresa que más electricidad consume del país. Las fuentes consultadas calculan que la factura anual de la multinacional estadounidense ronda los 350 millones de euros. A esta cifra hay que descontarle el dinero que recibe Alcoa por interrumpibilidad, una suma que ahora se establece mediante una subasta de la que la compañía salió mal parada el año pasado (entonces consiguió unos 135 millones, lejos de los 180 de 2014, según fuentes sindicales). La compañía trasladará mañana a los trabajadores los resultados de la subasta que se celebró esta semana en Madrid y de la que no se saben más que rumores. En medios sindicales temen que la factoría avilesina puede haber perdido entre uno y dos millones de euros, y hasta diez millones entre los tres centros productivos (Avilés, La Coruña y San Ciprián). El mensaje de la compañía sigue siendo el mismo: "Necesitamos un marco energético estable y a largo plazo que nos permita competir igual que en las plantas que tenemos en otros países del mundo. Y no lo tenemos".

Mientras todo esto ocurre, la dirección mundial de Alcoa continúa con el plan de cierres anunciado para este año. El pasado marzo anunció que rebajaría 500.000 toneladas la capacidad de aluminio y 2,8 millones la de refino para bajar la curva de costes globales de alúmina y aluminio.

Hasta el momento son varios los cierres anunciados o consumados en el último año. Alcoa anunció el cierre permanente de Poços de Caldas (Brasil). Tenía 96.000 toneladas métricas de capacidad. Echó el candado a una estación eléctrica en Australia que alimentaba la planta de Point Henry (esta ultima cerró el año pasado); a la planta de São Luis, en Brasil, de 74.000 toneladas de capacidad, y a otra estadounidense; en Surinam redujo la producción de una refinería de alúmina en 443.000 toneladas. También hubo alguna venta, como la de Mount Holly, en Estados Unidos. Son quince las fábricas de aluminio primario que conserva Alcoa, y las de Avilés y La Coruña están a la cabeza en cuanto a costes, según la compañía. Alcoa lleva años desprendiéndose de sus activos de primario y virando hacia nuevos materiales, como el titanio, y sectores, como el aerospacial.

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