La palabra autismo deriva del término griego autos que significa uno mismo, e ismos, que quiere decir modo de estar. Esta definición encaja con una de las características comunes de quienes comparten dicho trastorno: estar en uno mismo, relata Carlos García Junco, que ante el creciente número de niños con autismo apunta la importancia de la detección precoz, la atención temprana y el trabajo de un equipo multidisciplinar. En cuanto a la labor que han de desempeñar los maestros dice que "tenemos que trabajar a la par que la familia; contribuimos a enseñar contenidos de la vida para que los niños tengan una vida autónoma".

Partiendo de que no todos los autista son iguales, sí engloban en cambio unas mismas características. Estas pasan por la dificultad a la hora de mantener relaciones afectivas y sociales con otras personas, lo que provoca situaciones de aislamiento; desarrollo del lenguaje de una forma lenta, ausencia de contacto visual, rigidez en el comportamiento y el pensamiento, y posible rechazo del contacto físico, comenta el logopeda ovetense. A diferencia de la creencia generalizada, los niños autistas, aclara Carlos García Junco, tienen el mismo interés por el juego que el resto de jóvenes, "pero necesitan un empujón". Por otra parte, continúa el maestro, hay niños con comportamientos repetitivos y estereotipados, como alineación de objetos, aletear o sacudir las manos.