La fábrica de conservas Ortiz es ya medio pasado. Medio, porque aún queda en pie medio edificio, el que mira a El Paseín. Así que al Ayuntamiento de Carreño el tiempo le ha hecho la mitad del trabajo, para el otro medio habrá que ayudar, pero no es problema, los servicios de obras y las constructoras saben mucho de demoler edificios, y si son antiguos (viejos), mejor aún. Ahora los munícipes carreñenses tienen dos opciones, las que han tenido toda la vida, mirar a la mar o mirar a tierra. Si miran a la mar la situación es más que jugosa, pueden fijarse en el hotel Marsol. Buena medida para fijar el tipo de altura hasta la que se eleven los próximos edificios de viviendas en memoria de Ortiz. Si miran a tierra, tienen tres más bajo cubierta para construir un «edificio singular» de esos que tanto «molan» a los alcaldes. Al menos podrían poner una valla que impida que se vea lo que queda de Ortiz, que da mucha pena ver las entrañas de lo que algún día fue Candás.