Rodiles (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

Los datos de bañistas de la playa de Rodiles, en Villaviciosa, reafirman que éste es uno de los peores veranos asturianos en cuanto al tiempo. Si el año pasado el arenal maliayés batió récord de asistencia, éste casi lo hace al contrario, perdiendo 120.000 usuarios, por culpa de los escasos días soleados de julio y agosto.

En agosto -el mes del veraneo por excelencia- acudieron a Rodiles 197.000 personas, frente a las 280.000 de 2010. Por lo que se han dejado caer por la principal playa de Villaviciosa 83.000 almas menos. Incluso hubo días, como el 29 de agosto, en los que nadie acudió, asegura el coordinador de salvamento, José Manuel Rodríguez. Agrega que el 10 y el 13 fueron las jornadas más concurridas, con 25.000 personas en cada una y sólo hubo diez días en los que el tiempo acompañó. Asimismo, ondearon doce banderas verdes, quince amarillas y cuatro rojas.

Con todo, hubo quien se resignó y no dudó en ponerle al mal tiempo buena cara, como reza el dicho popular, y disfrutar de Rodiles a pesar de las nubes e incluso la lluvia. Algunos protagonizaron escenas tan curiosas con la de acudir al arenal pertrechado de jersey para soportar mejor las frescas temperaturas y un paraguas para resguardarse de la llovizna.

En julio, las nubes tampoco permitieron una gran afluencia a la playa, porque este año fueron 188.000 los bañistas que escogieron Rodiles para pasar el día, 37.000 menos de los que lo hicieron en 2010, que fueron, concretamente, 225.000. El mal tiempo volvió a truncar los planes de playa a la mayoría y sólo los más valientes se arriesgaron a hacer frente a las condiciones atmosféricas para no tener que renunciar a disfrutar de uno de los arenales más concurridos de la costa asturiana.

Junio sí permitió más escapadas a la playa, con 81.000 visitantes en la segunda quincena, que es cuando comenzó la temporada de baños. José Manuel Rodríguez confía en que el sol se asome en septiembre y permita disfrutar de Rodiles lo que no dejó el resto del verano, despidiéndolo, el día 15, con buen sabor de boca.

Las ansias de buen tiempo y playa propiciaron afluencias masivas a Rodiles en cuanto salía un rayo, principalmente durante los fines de semana; por lo que lograr aparcar se convierte en una misión casi imposible para quien no madruga. El regreso a casa también ocasionó en varias ocasiones retenciones en la Autovía del Cantábrico, con especial incidencia el domingo día 7 de agosto.