Las campanas repican en todo Candás. No hay lugar a dudas, es San Roque, la fiesta más ruidosa de la villa marinera. Y ayer no fue menos. Cientos de romeros se aproximaron hasta la ermita del santo para tocar con ímpetu y hasta siete veces, como manda la tradición, la campana de la capilla. Y todo para obtener la protección de San Roque y pedirle un deseo, que, como cada año, trajo cola. «Nosotras venimos siempre a tocar la campana porque dicen que da suerte», señalaron las ovetenses Paquita del Tío y Olaya Avello, veraneantes en Candás desde hace años.

No obstante, no todos ayer repicaron la campana siete veces. Los hubo que lo hicieron hasta ocho, como la pequeña Olaya Avello, e incluso, nueve. Pero todo tiene su explicación. «Quien da nueve veces y está soltero dicen que encuentra pareja y que se casa en el mismo año», aseguró Celso Hevia. Aún así, su amigo Faustino Gutiérrez, el único del grupo sin mujer, prefirió dedicarle a San Roque sólo siete, «no vaya a ser que se cumpla, me salga ahora una novia y me tenga que casar...», dijo entre risas. Al igual que sus compañeros, Gutiérrez es de San Martín del Rey Aurelio, aunque el verano lo pasan todos en la villa marinera. De ahí que «vengamos todos los años con nuestras mujeres», afirmaron. Pero eso sí, cada uno a lo suyo. «Mientras ellas asisten a misa, nosotros vamos a tomarnos unas sidras al bar», comentó Casimiro González, al mismo tiempo que no le quitaba ojo a las campanadas.

Así, ayer hasta el monte Fuxa no sólo subieron candasinos, sino también veraneantes y turistas, para disfrutar de una romería de lo más animada. «Siempre nos lo pasamos genial», manifestaron Laura Fernández y Mary Carmen Ponce, sobre el verde y disfrutando de la sidra que les servía su amigo Alberto Sánchez, no sin antes haber «tocado la campana y encendido unas velas».

Por su alrededor, bailaron, al son de la música, bollos preñaos, costillas y culinos de sidra, de un extremo a otro y en la misma cantidad que lo hicieron los trozos de empanada. Y es que antes de subir a la romería fueron muchos los que se pararon en el puesto que albergó la exposición y degustación del XIII Concurso de empanadas. «Este año participaron 35 personas y tenemos desde las clásicas con bonito y carne hasta otras con bocarte, sardina, turrón, manzana y crema», aseguró Dulce Mencía. Todas ellas estaban, como era de esperar, «buenísimas». Razón de más para repicar con fuerza por San Roque.