Consternación en Candás por el fallecimiento, repentino e inesperado, de Pablo Zapico Suárez el pasado sábado. La muerte del candasín, de tan sólo 37 años, ha dejado desolados a familia, amigos, conocidos y vecinos en general, que ayer lamentaban la desaparición de un hombre "alegre", "vital" y "simpático" que deja mujer, dos hijos y una profunda pena en todos aquellos que le conocieron.

Sin problemas previos, el repentino fallecimiento del candasín parece haber sido una infección vírica, que le obligó a ingresar en el Hospital Universitario Central de Oviedo (HUCA), donde falleció al complicarse la dolencia. La enfermedad, que empezó por un simple catarro que empeoró rápido, según explicaron allegados, se lo llevó por delante sin tiempo a poder salvar la vida de Zapico.

"Es una pena, más aún tratándose de un chaval joven y alegre, que tenía una familia y toda una vida por delante. Tanto el pueblo está consternado. Son situaciones injustas", comentaban ayer en Candás los que conocían al difunto. El tanatorio estuvo abarrotado toda la jornada. La triste noticia cobró especial relevancia por ser yerno de Margarita Suárez, profesora en el colegio San Félix. Su mujer, Elena Rodríguez, también es docente. Su hermano, Sergio, es muy popular por haber disputado numerosas temporadas en el Candás C. F. y contar con una dilatada trayectoria en Tercera División.

A primera hora de la tarde de ayer se celebró el rezo de un responso por su alma en el tanatorio de Candás y luego fue incinerado en Avilés. El funeral será esta tarde en la iglesia de San Félix de la capital carreñense.