La comunidad de monjas clarisas de Villaviciosa celebró ayer viernes un emotivo e importante acto en su historia. Andrea Hernández, una joven mexicana oriunda de Orizaba, tomó su hábito tras decidir hace quince meses vivir la experiencia monástica en esta pequeña fraternidad.

Fue una ceremonia sencilla y emotiva, rodeada de algunos de sus familiares más cercanos, de varios sacerdotes amigos, de un grupo representativo de su México natal y del Consulado de México en Asturias. También se encontraban numerosos asistentes de la parroquia de Villaviciosa y otras muchas personas de diferentes lugares de Asturias y Cantabria. Y por supuesto, de la gran familia franciscana.

Según explica la madre abadesa de las clarisas, María Luisa Picado, "hace muchos años que este rito se venía haciendo en privado, como casi todas las Órdenes antiguas, pero las Clarisas tenemos un protocolo especial basado en el origen de una tradición multisecular, que hemos querido recuperar uniéndonos a toda la Orden de Santa Clara".

Añade la abadesa que "el paso que Clara diera hace más de ocho siglos lo vuelve a reproducir Andrea, esta joven que, teniéndolo todo en la vida, ha decidido seguir los pasos de Jesús en sencillez y pobreza" .

Andrea Hernández Vivar entró en contacto con la comunidad de clarisas de Villaviciosa por medio de una sacerdote amigo y de una hermana de su Comunidad, que le ofrecen la dirección de correo electrónico de las Clarisas de Villaviciosa. Después de más de un año comunicándose asiduamente, pidió venir a pasar sus vacaciones de verano con las monjas de la Villa. De forma que hace dos veranos se vino quince días y experimentó lo que podía ser una vida en fraternidad. De regreso a México se integra en su trabajo, imparte clases en la Universidad y trabaja en una clínica odontológica. Al final, decide venirse.

"Un ejemplo"

"Andrea es un ejemplo para todas nosotras, que nos sentimos felices de que haya querido unir su vida a la nuestra, y damos gracias a Dios porque es un regalo de Dios para nuestra comunidad", asegura María Luisa Picado.

Por su parte, Andrea Hernández expresa así sus sentimientos sobre la toma de hábitos: "Me siento muy feliz, no solo por el momento tan importante que viví, sino Dios en su infinito amor me ha hecho la invitación a seguirle y he experimentado que las cosas materiales y muchas otras que en el mundo ofrecen felicidad, en realidad no la dan".