Los comisarios de la exposición "Aprendiendo de las Cuencas" seleccionaron para la muestra 40 artefactos entre los 1.001 que tenían catalogados. LA NUEVA ESPAÑA les pidió que se quedaran con sólo cuatro. La decisión no fue fácil y finalmente Nacho Ruiz Allén y Sara López Arraiza seleccionaron el castillete del pozo Motsacro (Morcín), un hórreo de Bezanes (Caso), una vivienda de La Peña (Mieres) y un conjunto de cocheras de Ciaño (Langreo).

"En algunos casos la foto ya muestra su potencial, pero hay otros que tienen una historia oculta detrás que es bonito contarla y que revela aspectos que pasan inadvertidos", señaló Ruiz Allén. Además de fotos y texto, en la exposición hay dibujos explicativos de cada artefacto. "Son tres modos de explicar un mismo objeto. Atacándolo desde diferentes partes conseguimos revelar sus aspectos ocultos", señaló el arquitecto.

Montsacro, el castillete invisible. Un edificio cuelga de la torre de extracción del pozo morciniego y una aparatosa pasarela cubierta lo ata al gran voladizo de la casa de aseos. Los apéndices contaminan el castillete, que se yergue sobre la frondosa arboleda. "Así como un escritor francés desayunaba en la torre Eiffel para no verla, lo trabajadores de la explotación ignoran la existencia del castillete instalados en él", señala el texto que acompaña a la foto.

Retorno al hórreo de Bezanes. La emigración es, en muchas ocasiones, un duro viaje de ida y vuelta. Lo sabe bien esa familia casina que lo vendió casi todo para irse a Argentina y de regreso lo único que conservaba era un hórreo en Bezanes. La construcción se acabó transformando en vivienda. Se fabricó fachada, con su puerta y sus ventanas, y se pintó de un vistoso color azul mar.

La villa-casona de La Peña. "A la entrada de Mieres lo rural y lo urbano han forjado esta insólita cohesión, parte casona asturiana, parte villa urbana", señala el texto que acompaña la foto. Son un ejemplo de arquitectura híbrida, de deslizamiento entre el pueblo y la ciudad.

Cocheras en Ciaño. La abundancia de industria metalúrgica para abastecerse de chapa sumada a la tradición constructora del pasado rural dio como resultado este conjunto de cocheras del distrito langreano de Ciaño. Unas construcciones "con encanto underground", según los comisarios de la muestra, en las que ahora ensayan grupos de música.