Oviedo, Nacho AZPARREN

Estar en el lugar preciso y en el momento adecuado es una de las misiones más complicadas en el fútbol actual. Cuentan que los ojeadores del Sevilla quedaron enamorados de Jesús Navas cuando seguían a su hermano mayor, Marco. A Jaime Serrano (Oviedo, 1993) le ha ocurrido una historia con un guión similar que desembocará en su incorporación al Inter de Milán.

Serrano es un polivalente zaguero que destacó este año en el recién descendido Astur de División de Honor. Sus grandes actuaciones con el club ovetense le valieron su convocatoria con la selección asturiana para disputar el Campeonato de España. En los encuentros de segunda fase, Asturias quedó emparejada con Cantabria y la Comunidad Valenciana en un triangular que se disputaría en territorio astur. La selección valenciana contaba con dos hábiles delanteros que llamaban la atención de los clubes con más prestigio. Incluido el Inter, que no dudó en mandar a su director del departamento de juveniles, Pierluigi Casiraghi, para ver a los futuros «cracks» in situ. Acompañado de Alberto Toldrá, representante valenciano de jugadores, el emisario del Inter pronto quedó deslumbrado por otro talento, el de Serrano. «Quiero a ese lateral derecho», debió decirle a su colega Toldrá mientras señalaba con el dedo al asturiano. Sólo un club italiano podría venir a por un delantero y marchar prendado de un defensa.

Tras unas gestiones, el representante valenciano se puso en contacto en marzo con el padre del jugador para trasladarle la oferta interista. Con motivo de la final de la Liga de Campeones, los directivos del Inter trasladaron definitivamente la oferta a la familia del jugador. El Astur nunca ha puesto problemas a la operación. Esta misma semana está previsto que el jugador viaje acompañado de su padre a Milán para cerrar definitivamente el traspaso. Asegurarse una adecuada continuidad en los estudios del defensa, que cursa primero de Bachillerato, es ahora la principal preocupación del padre.

La vinculación de Serrano con el club italiano se prolongará durante los próximos tres años y colma los deseos del joven, aunque no lo tuvo tan claro en un principio. «Cuando me comunicaron la oferta, no las tenía todas conmigo. Me asustaba un poco la idea de pasar tres años en otro país alejado de la familia, pero ahora veo claro que es una oportunidad única», afirma. El padre del jugador fue el encargado de gestionar la noticia con su hijo. «Al principio no sabía nada del interés y algún compañero del equipo, sí, porque mi padre se lo había comentado al suyo, así que me hacían alguna indirecta», confiesa Serrano. La situación deja en entredicho a los clubes asturianos. Algunos llegaron tarde -Pepe Acebal comunicó al jugador el interés sportinguista el pasado jueves-; otros ni siquiera preguntaron.

El jugador, seguidor del Oviedo y del Madrid y admirador de Zidane, se muestra ahora encantado con su llegada a Italia. «Es una pena que ya no esté Mourinho, pero parece que irá Benítez», subraya. Otro golpe de suerte a favor de este joven con trazos de gran futbolista.