Ya en su etapa en el Sporting, cuando ejercía de capitán, Juanjo González tuvo que hacer un máster de clubes de fútbol en apuros. Ahora ha tenido que dar un paso adelante para afrontar una situación complicada, surrealista por momentos, en el Racing de Santander. Juan José González Argüelles (Gijón, 9-10-73) se ha comprometido a alargar su función como primer entrenador hasta final de temporada, tras la dimisión de Héctor Cúper. Todo iba bien (una victoria y dos empates en la Liga) hasta que el Mirandés se cruzó en su camino copero el martes (2-0). Un tropiezo que no distrae a Juanjo y sus dos ayudantes, los ex jugadores racinguistas Castaños y Pinillos, del único objetivo, clave para la supervivencia del club: la permanencia.

En la temporada 1998-99, la primera tras el descenso, el Sporting tenía un consejo de administración sin el control accionarial y un dueño que movía los hilos en la sombra. Como el presidente, Germán Ojeda, y sus consejeros no aceptaban los dictados de José Fernández, los hombres de éste en el club, Juan Arango y Alfredo García Amado, hicieron todo lo posible para recuperar el control. Entre otras cosas quisieron lanzar a la plantilla contra Ojeda. Juanjo, entonces guardameta y hombre fuerte del vestuario, fue uno de los pocos con la personalidad suficiente para plantarles cara.

Juanjo acabó saliendo del Sporting en 2003, con cierta fama de conflictivo, y tras completar su carrera futbolística en el Linares pasó directamente de la portería al banquillo. Dio sus primeros pasos en el Langreo, de la mano de Roberto Robles, y tras dirigir al Llanes dio el salto de Tercera a Primera, como ayudante de Juan Ramón Muñiz en el Racing. En 2007, cuando se marchó Muñiz, Juanjo se quedó como coordinador deportivo. Dos años después tuvo un primer, y breve, paso por el banquillo, para dirigir un partido de Copa en la transición entre Mandía y Portugal.

Desde su cargo, hombre de confianza en el apartado técnico del presidente Francisco Pernía, Juanjo ha tenido que hacer malabarismos para mantener el nivel competitivo de una plantilla que se ha ido descapitalizando. La situación económica del Racing llevó a la venta de la mayoría accionarial al empresario indio Ali Syed, que tras incumplir sus compromisos abocó al club a un concurso de acreedores. Los administradores concursales elaboraron para esta temporada un presupuesto que le dejó sin jugadores fundamentales (Giovanni dos Santos, Henrique o Lacen) y limitó la posibilidad de incorporaciones.

Pese a recurrir a un entrenador de prestigio, Héctor Cúper, después de trece jornadas el Racing era colista, con sólo nueve puntos. Cúper tiró la toalla y los dirigentes buscaron una solución, en principio provisional, en la casa. Pero los buenos resultados antes del parón navideño (victoria frente al Villarreal, empates en San Mamés y con la Real Sociedad) avalaron la continuidad de Juanjo hasta final de temporada. «El objetivo es la permanencia, que en la situación actual del club equivale a la supervivencia».

Juanjo y sus ayudantes cargan con esa pesada losa, animados por la respuesta de la plantilla: «El cambio ha sido de los jugadores. Nosotros sólo les convencimos de que podían hacerlo mejor». Su mayor aportación táctica fue «defender quince metros más arriba para llegar más a la portería». Todo ha sido tan rápido que, según Juanjo, no le ha dado tiempo a pensar en lo que se juega: «Me preparé para esto, para entrenar en Primera. Aquí no se disfruta tanto como en Tercera, pero te engancha».