Oviedo, Pablo ANTUÑA

El momento más emotivo llegó con el último premio. Tocaba rendir homenaje al mejor entrenador de Primera, Segunda y Segunda B de la pasada temporada. El galardón era para el tristemente desaparecido Manuel Preciado. El que fuera durante casi seis temporadas entrenador del Sporting se llevó la ovación más cálida y sonora cuando su hijo Manu recogió el premio. «Es una muestra de orgullo y cariño inmensa. Nunca imaginé que mi padre fuese tan querido. No me canso de acudir a cualquier cita en la que se reconozca su labor», señaló Manu Preciado.

El hijo del entrenador que consiguió el último ascenso rojiblanco a Primera División hizo todo lo posible para estar en este entrega de premios de los mejores del fútbol asturiano. Hasta el punto de tener que adelantar su salida de Santander para desplazarse a Oviedo. «Es indescriptible la huella que ha dejado y lo que supone para mí estar presente en actos tan emotivos. Nunca dejaré de ir, me encontré muy a gusto en esta entrega de premios», afirmó el cántabro.

Manu Preciado recibió el calor de los representantes del fútbol asturiano y de su Sporting por medio de Abelardo, Manuel Vega-Arango, Manolo, Juan Pablo y Joaquín. Una tarde emotiva que fue acompañada de una pequeña visita a Gijón antes de afrontar un cambio en su vida. «Me voy a Valencia a vivir. Me ha llamado el presidente del Levante, Quico Catalán, para entrenar allí. Quiero sacarme el título este año y a la vez entrenar, aún no sé si prepararé a los cadetes o a los juveniles, pero será una forma de ir metiéndome en el mundillo», avanzó Manu Preciado, en una tarde en la que su padre recibió un sentido homenaje por su trayectoria en el mundo del fútbol, y en especial, en su Sporting.