Como suele ocurrir en la mayoría de los casos a estas alturas de la temporada, ganó el que más lo necesitaba. Y ése era el Candás. Un triunfo que le permite llegar con opciones a la última jornada para jugárselo ante el Llanes en su feudo.

Conscientes de sus limitaciones y de que Ganzábal es uno de los feudos más complicados para ganar de la categoría, el Candás tiró a la basura los primeros ochenta minutos y se dedicó a aguantar. El Langreo tomó el control desde el inicio y gozó de varias ocasiones, pero no tuvo éxito. Villa tuvo hasta cuatro claras (entre ellas una al larguero), pero no estuvo acertado. Aunque al menos puso en peligro a Roberto, ya que Carly, Lombán y Riki apenas inquietaron al Candás. Por su parte, en el Candás la única ocasión de peligro la protagonizó Kaki, con su remate, en el minuto 36.

Fue entonces cuando llegó la jugada clave. Imaz controló un balón entre líneas y brindó a Pelayo un pase letal que lo dejaba solo ante Guillermo. Su disparo pegó en el meta, salió rebotado y, tras pegar con mala fortuna a Kily, volvió a caerle a Pelayo y éste ya no perdonó. El Langreo lo intentó al final a la desesperada, con más corazón que cabeza, pero no era su tarde. El conjunto azulgrana sólo tenía un jugador en el banquillo y volvió a mostrar una imagen dubitativa para afrontar el «play-off», cuando parecía que ya había recuperado sus buenas sensaciones. Además, el triunfo del Covadonga ante el Tuilla provoca que sean cuartos.

En cuanto al Candás, Javier Gómez supo jugar sus bazas en su vuelta a Ganzábal para que su equipo siga con vida y busque en la última jornada ante el Llanes la permanencia en Tercera. Una victoria le daría la salvación. En caso de empatar, se salvaría si pierde el Industrial o el Tapia o si lo hacen los dos.