El Sporting de los guajes digirió su primera derrota de la temporada con la misma naturalidad con la que inscribió su nombre en la mejor historia del fútbol de plata. Los de Abelardo pusieron el contador a cero para iniciar una nueva racha con la que abordar de pleno la lucha por el ascenso. La humildad del técnico es un valor añadido, pero los cincuenta puntos que pide, antes de empezar a soñar, son una especie de meta volante que el Sporting está cerca de superar. Queda por delante el final de carrera, con una temible llegada en alto y la vigilancia a los compañeros de escapada. El Numancia es quizá el peor rival posible para encontrarse tras la derrota ante el Betis, pero los guajes lo despacharon con el mejor resultado de la temporada y regalaron a su afición un final de partido sin la tensión de otras tardes.

El Numancia llenó de trampas la alfombra de El Molinón, mientras Arcediano Monescillo miraba para otro lado. Los rojiblancos, que tuvieron un arranque fulgurante, entraron en el juego trabado y tosco del conjunto soriano, que lo fiaba todo a su eficacia en las estrategias. El Sporting no sufría en defensa, pero no encontraba más vía hacia Munir que el carril izquierdo, por el que volaba Jony con el respaldo de Isma López. La izquierda es la pierna buena del Sporting, un equipo con nutrida presencia de zurdos. Tras un primer tiempo lleno de barro, el equipo hizo una lectura más comprensiva en la segunda mitad. Aburrido de que sus pases de gol se fueran al limbo, Jony decidió resolver por sí mismo y abrir el camino para la victoria más solvente del curso.

Todo equipo que golea al Numancia se merece un respeto y mucho más quien suma los seis puntos ante los sorianos. El Sporting se mantiene en la pelea y vuelve a tener el liderato a tiro de un partido. A falta de alguna noticia esperanzadora en lo económico, la única certidumbre para el sportinguismo es este equipo, que se aferra a la lucha por el ascenso con esa inconsciencia de la juventud. El Sporting volvió a ser, además, ese equipo sólido que deja su portería a cero. La victoria de ayer tiene una importancia crucial, es la confirmación de que el Sporting sigue en pie.

La mayor goleada de la temporada para abrir la segunda vuelta

Con la urgencia con la que se busca consuelo, el Sporting puso cerco a la portería de Munir desde el saque inicial. Dos llegadas consecutivas de Jony y Ndi anunciaban un nuevo vendaval rojiblanco. Fue amainando a medida que el Numancia embarraba el partido con un surtido de marrullerías que consintió con descaro Arcediano Monescillo. El primario planteamiento de Anquela pasaba por no dejar correr al Sporting y buscar petróleo con los sondeos a balón parado a cargo de Julio Álvarez. Juan Muñiz se atrevió con un duelo de pistoleros que convirtió la estrategia en la fuente de la eterna juventud.

No pudieron los sorianos cortarle las alas a Jony, uno de los futbolistas más determinantes de la categoría. El extremo, que se encuentra en un momento de forma espléndido, ha eliminado la orfebrería de su juego y se ha vuelto más vertical, más directo, mucho más letal. Jony le da vuelo a este equipo y desatasca partidos que pintan mal, como éste.

La fórmula del éxito se completa con la seguridad defensiva. Al gran macizo central, formado por Luis Hernández y Bernardo, se han añadido dos laterales de vuelo. Mención especial para Isma López, cuya adaptación al lateral izquierdo ha venido a resolver un problema crónico en el Sporting. También ganaron los rojiblancos la batalla del centro del campo, con un Sergio imperial y un Nacho Cases más espeso que otros días. La fuerza es el bloque que diría Abelardo. Como prueba videográfica se aportan las imágenes de ayer.

Tras un primer tiempo de atasco, el Sporting encontró en la segunda mitad la eficacia que tanto buscó en otros partidos. Los de Abelardo se dejaron muchos puntos por su falta de puntería, pero en el segundo tiempo de ayer tuvieron un acierto pleno. Marcaron en la mayoría de sus llegadas y despacharon al Numancia con la solvencia de los grandes.

El Sporting empieza la segunda vuelta con la inercia de su impresionante racha y aprovechando el respeto con el que le encaran sus rivales. Los agoreros que pronosticaban que a la primera derrota le seguiría un derrumbe colectivo han quedado en orsay. El Sporting aguanta el paso, en el pelotón de cabeza y todos los favoritos le miran con el recelo con el que se desconfía de quien se cuela en una fiesta a la que no estaba invitado.