"Qué más dará Unión Deportiva Salamanca -UDS-, que Salamanca Unión Deportiva", salió gritando de las oficinas del Estadio Helmántico, Juan José Hidalgo, el que fuera presidente de la histórica UDS en la década de los noventa en Primera División, el 28 de mayo de 2013. Acuciada por las deudas, en Segunda B, pocas semanas después esas palabras se convirtieron en esquela, cuando el 23 de junio, el que fuera uno de los administradores concúrsales de la Unión, Máximo Mayoral, dijo a su salida de los juzgados de la capital del Tormes que "oficialmente y tristemente el Salamanca ha desaparecido". Tras noventa años de historia, la mítica UDS de Vicente del Bosque, Jorge D'Alessandro, Míchel Salgado, Pauleta, Carlos Vela o Ricardo Rezza, dejaba de existir.

Cinco años después de ese traumático episodio en Salamanca se vuelve a respirar fútbol. En medio de ese cosmos, ejerce de astro rey un gijonés y exjugador de la Escuela de Mareo, exiliado a tierras castellano y leonesas durante su adolescencia. Es Jorge González Rojo alias "Astu", por sus raíces con el Principado. "Astu" es el entrenador de Unionistas de Salamanca (USCF), un club homenaje a la UDS, con carácter democrático, al estilo del Avilés Stadium o el Ceares, y que hoy arrasa en Tercera, tras un desfile militar de dos años por el barro del fútbol regional.

Jorge González nació en Gijón hace 30 años, aunque vivió en Lugones. Jugó en la Escuela de Mareo. "Recuerdo de esa etapa a David Villa, cuando era suplente en el filial. Era muy cercano", explica. También fue recoge pelotas en El Molinón, antes de que a su padre encontrara trabajo en Salamanca, en unos grandes almacenes. "De esos años, el jugador con más calidad que he visto ha sido Lediakhov", cuenta un asturiano en el exilio pero que sigue añorando la tierra. "Procuro volver siempre que puedo, aunque Salamanca y Unionistas son mi casa", apunta sobre su club, que con 73 puntos es líder de su grupo y se marca como objetivo subir a Segunda B.

Unionistas cuenta como principal activo, merced también de un importante presupuesto casi de medio millón de euros, con una afición entregada. Cada partido en casa, y también los desplazamientos, abarrotan su feudo, Las Pistas, a 50 metros del mítico Helmántico, y que en realidad se llama Estadio Javier Sotomayor, por el atleta cubano de salto de altura que batió allí el récord mundial de esta modalidad en 1988 y que fue premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1993.

"No es normal que entrenando en Tercera la gente te pare por la calle y te dé ánimos. Unionistas es un equipo especial. Ya en la categoría más baja, la gente llenaba el campo y viajaba a todas partes", indica el técnico de un equipo que el año pasado, en la semifinal de la promoción a la categoría de bronce, desplazó a 300 hinchas a 600 kilómetros de sus casas para perder por 5-0 y no parar de aplaudir. "Esa derrota fue nuestro peor momento, pero sirvió para ver lo que habíamos crecido. Cuando llegué, miraba en Internet para comprar los balones. Sólo estaba yo y 200 socios, que habían pagado la cuota a ciegas", confiesa el míster, que en ese momento compatibilizó su cargo con un trabajo particular. "Pedí una excedencia, para dedicarme por completo a esto. Y por ahora, las cosas van bien", apunta sobre un camino que empezó en 2014, un año después de la fundación de la entidad, el 26 de agosto de 2013, y que tras dos ascensos meteóricos capitaliza los sentimientos de, al menos, una parte importante de la ciudad.

Y es que, desde la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, en la ciudad charra se mantiene una especie de guerra, más fría que civil, con otro club capitalino, el CF Salmantino, también muy seguido en la ciudad al contar con 4.000 abonados, según sus propias fuentes, y que actúa como local en el Helmántico desde la pasada temporada. Entre las dos instituciones existen una rivalidad irreconciliable y una división palpable en la ciudad y en los medios de comunicación. Los aficionados de Unionistas no tienen reparos en calificar al Salmantino, que desde este año juega con el sobrenombre de "UDS", de engendro, como ocurrió con el ACF en Oviedo. Mientras, sus homólogos responden con apelativos como "talibanes", por su la férrea postura con la Unión respecto al final del Salamanca. Lo que consta es que el Salmantino es un club fundado en verano de 2013, que se nutrió de las categorías inferiores del Salamanca para aspirar a ser el futuro filial del Salamanca Athletic, el club que quería fundar Hidalgo para sustituir al Salamanca, y que terminó por ser el culebrón del verano de 2013, convertido en el famoso "Equipo 20" que nunca jamás llegó a competir. Fracasada esa quimera, los gestores del Salmantino, unos inversores mejicanos con conexiones con Agapito Iglesias (expropietario del Zaragoza), iniciaron un camino que pretende desembocar a finales de este curso en volver a llamarse "Unión Deportiva Salamanca". Arrancaron compitiendo en Tercera, en la 2013-2014, pero dos años después bajaron en los despachos, al considerarse un equipo de nueva fundación. Tras arrasar en las mismas categorías por las que pasó Unionistas, hoy son 4º en Tercera, quieren subir a Segunda B y protagonizan hoy contra el equipo de Jorge González un derbi sin precedentes en Salamanca (12.00 horas).

En el partido de ida, Salmantino ganó 1-0 a Unionistas. "Va a ser muy emocionante", resume Carlos de la Nava, jugador de Unionistas, y ex del Langreo el pasado año. "Queremos ganar por la derrota de la ida", recuerda sobre un duelo que juntó en el Helmántico a 10.000 aficionados, antaño compañeros de butaca y ahora enfrentados en un conflicto intestino en el que un asturiano capitanea una de las dos fragatas blanquinegras en liza.