Oviedo, José Luis SALINAS

Los trabajadores de Arcelor-Mittal temen que la dirección de la multinacional les plantee una rebaja de los salarios como condición para reabrir a finales de septiembre el horno alto «B», uno de los dos complejos de cabecera que la multinacional tiene en Gijón para la producción de arrabio. La instalación lleva paralizada desde finales de julio para renovar el sistema de refrigeración, y la dirección de la siderúrgica ha condicionado su reapertura a la recuperación de la demanda de acero, deprimida por el recorte de la actividad en Europa. La compañía ya ha planteado cambios en los salarios en otras plantas, como la de Sestao, donde ha pactado con los sindicatos una modificación en la forma de las retribuciones a los trabajadores que, en los primeros meses de aplicación, hará perder dinero a los empleados.

Según los representantes sindicales, la dirección de la multinacional aún no ha realizado ninguna propuesta concreta, aunque temen que a principios del próximo mes comiencen las reuniones y Arcelor ponga sobre la mesa un recorte salarial o un incremento de las jornadas laborales de la plantilla. El convenio colectivo que la compañía tiene firmado con los sindicatos en Asturias no caduca hasta el próximo 31 de diciembre, pero se espera que las negociaciones para renovarlo comiencen en otoño.

El portavoz de UGT en las plantas asturianas de Arcelor, Alberto Villalta, aseguró ayer: «Por el momento nadie nos ha planteado nada oficial, pero en la fábrica hay bastantes rumores de que pueda llegar una rebaja de los salarios». Aun así, el ugetista asegura que «las plantas de Gijón y Avilés siguen siendo competitivas en cuanto a sueldos en comparación con otras muchas europeas, como las de Alemania».

La compañía que preside Lakshmi Mittal había asegurado hace unos meses que la reapertura del horno «B» dependerá de cómo se comporte la demanda de acero. Villalta reconoce que en la factoría «hay mucha preocupación, por lo que pueda ocurrir en septiembre». De no producirse la reapertura del horno alto ahora en obras, señalan los sindicatos, la compañía tendría que echar mano del expediente de regulación de empleo para hacer frente al bajón de actividad que, aguas abajo, sufriría el resto de instalaciones.

El secretario general de CC OO en Asturias, Antonio Pino, aseguró ayer que lo que pretende hacer la dirección de Arcelor-Mittal, vinculando una posible bajada de salarios a la reapertura del horno alto «B» de Veriña, es «un chantaje brutal». Pino considera que la multinacional está «jugando» con sus plantas del sur de Europa, «tensando» y «presionando». La dirección de la multinacional lleva meses exigiendo a sus instalaciones de países como España o Francia que sean más eficientes y que rebajen los costes de producción. Según señalan los representantes sindicales, las plantas asturianas están consiguiendo sus objetivos a buen ritmo y tienen ventaja sobre sus competidoras francesas. El sindicalista también calificó de «barbaridad» la estrategia de Arcelor.

Sin embargo, Pino opinó que una empresa privada no invierte 30 millones de euros (en alusión a la reforma del horno alto) para después dejar paradas sus instalaciones. Arcelor también ha alertado de que su competitividad en Asturias peligra por los costes energéticos y las tarifas del puerto de El Musel.

Los sindicatos también temen que Arcelor quiera llevar a cabo una reducción de su plantilla. Durante la última reunión del llamado comité restringido, la multinacional planteó a los representantes sindicales un plan que conllevaría un recorte de empleados en el llamado departamento de estructura (personal ajeno a la producción) en toda Europa. El alcance de ese ajuste se desconoce por ahora.