Oviedo, L. G.

El consumo de gasolinas y gasóleos de automoción ha descendido en Asturias a niveles inéditos al menos desde el año 2000, según reflejan los informes de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). La menor demanda coincide en el contexto de la nueva recesión económica, que recorta la actividad del transporte y daña las rentas de familias y empresas, y en un año con un fuerte incremento de los precios. El Ministerio de Industria citará esta semana a las grandes compañías distribuidoras en un intento de presionarlas para que reduzcan sus márgenes comerciales y se propone también tomar otras medidas para intensificar la competencia en el sector, políticas que rechaza la principal patronal asturiana de las estaciones de servicio.

Los asturianos y sus empresas consumieron durante el segundo trimestre de este año 24.694 toneladas de gasolinas y 110.781 toneladas de gasóleo, cantidades hasta un 5% inferiores a las de 2011 y las más bajas para ese período que se registran como mínimo en los últimos doce años. Otro dato: la demanda regional es ahora en torno a un 19% más baja que en 2007, justo antes de la crisis. «Ya han cerrado empresas y el quebranto por la crisis llega a superar el 25% en algunas estaciones de servicio», comenta Darío Rodríguez del Amo, presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Asturias, patronal a la que están asociadas unas 70 gasolineras.

El referido comportamiento de la demanda se produjo antes incluso de que, con el verano, llegara una intensa subida de los precios que ha instalado el coste del litro de gasolina por encima de los 1,5 euros y el del gasóleo en más de 1,4 euros. Presumiblemente, indicaron fuentes del sector, el consumo continuó su contracción en julio y agosto, retraída por esos precios.

Tras la última subida del IVA -del 18% al 21% para los carburantes-, los combustibles han marcado nuevos récords y el Gobierno ha puesto proa hacia los márgenes comerciales de las operadoras de productos petrolíferos, mercado dominado por tres compañías: Repsol, Cepsa y BP. El ministro de Industria, José Manuel Soria, anunció ayer que esta semana reunirá a los responsables de esas compañías en un intento de persuadirlas para que moderen los precios. Soria esgrime que el margen de beneficio de las petroleras es en España significativamente superior a la media europea. El lobby de las grandes empresas alega que el problema no está ahí, sino en el aumento de la carga fiscal. Desde 2009, los gobiernos han subido el IVA (dos veces, en 2010 y 2012), los impuestos especiales sobre los carburantes (una vez en 2009) y los recargos autonómicos (el Principado lo hará en 2013).

El ministro Soria dejó entrever que el Gobierno está dispuesto a presionar a las energéticas utilizando la vía fiscal. El Ejecutivo baraja establecer un tributo que gravaría a las petroleras y que no podría repercutirse en el precio de venta al público, al estilo de una tasa semejante que existe en Italia.

Industria está pensando también, expuso el ministro canario, en abordar nuevas reformas que refuercen la competencia en el sector. El Gobierno se plantea cambios normativos para favorecer la instalación de más estaciones de servicio en autovías, autopistas e hipermercados, opción esta última que promovió el PP cuando José María Aznar ocupó la Presidencia del Gobierno. La patronal asturiana es muy crítica con esas medidas. «El sector ya está liberalizado y decir que el problema es la falta de competencia resulta una solemne tontería; la clave está en el beneficio de las petroleras y en el interés que tiene el propio Gobierno, que recauda más con precios altos», denuncia el presidente de la patronal asturiana del sector.