Oviedo, M. M./ J. L. S

La dirección de Arcelor-Mittal y los sindicatos rechazaron ayer la posibilidad de llegar a un acuerdo en el proceso de mediación iniciado en Madrid para evitar el «descuelgue» del acuerdo marco por el que se rigen los convenios colectivos de las plantas de la multinacional en España. Esa ruptura supone que la compañía sigue adelante y que se inicia su última fase del proceso con el arbitraje en la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos. El plazo es de 25 días. Si no se llega antes a un acuerdo, la compañía podrá bajar los sueldos y aumentar la jornada, principios sobre los que habrá que iniciar la negociación del próximo acuerdo marco. Además, la multinacional ha amenazado con mantener cerrado el horno alto B de Gijón, recién remodelado, lo que tendrá enormes consecuencias económicas y laborales para Asturias, según los expertos. Los sindicatos en la planta asturiana estudian hoy si retoman las movilizaciones, a propuesta de CC OO.

La situación de Arcelor-Mittal es tremendamente compleja, ahogada por las deudas, con una prolongada y dura caída de las ventas y la producción, y con los inversores y los mercados exigiendo al magnate Lakshmi Mittal, dueño de la multinacional, que venda sus activos más preciados. Tras el cierre de la planta de Villaverde (Madrid), Lieja (Bélgica) y dos hornos altos en Florange (Francia), todas ellas bajo la tutela de Aditya Mittal, hijo del dueño y director financiero del grupo, la cúpula de la multinacional ha decidido acogerse a la nueva reforma laboral aprobada por el Gobierno de PP en España para reducir salarios, aumentar la jornada laboral y, en definitiva, modificar las condiciones laborales de los trabajadores.

Ángel Villalta, secretario general de UGT en las instalaciones gijonesas de Arcelor-Mittal, aseguró ayer que «los sindicatos no vamos a negociar ningún "descuelgue". Vamos a intentar retomar la negociación y lograr un acuerdo de futuro, no de "descuelgue". Hay que buscar soluciones al margen de este proceso en el que se ha embarcado la empresa».

Ángel Díaz, secretario general de CC OO en la planta asturiana, criticó con dureza la actitud de Arcelor-Mittal durante las negociaciones. El sindicalista aseguró que ayer, tras sentarse en la mesa del SIMA, los árbitros propusieron que ambas partes continuaran con las negociaciones siempre y cuando la multinacional paralizara el descuelgue del convenio. «Tras un pequeño receso los representantes de la empresa aseguraron que no tenían autorización para aceptar esas condiciones». El portavoz de Comisiones aseguró que hoy planteará en una reunión con el resto de los sindicatos con representación en las plantas asturianas de la multinacional siderúrgica la posibilidad de iniciar movilizaciones y acciones de protesta para tratar de forzar a la compañía a reiniciar el proceso de negociaciones. «Nuestra intención es la de seguir hablando, y lo más razonable parece que es intentar llegar a un acuerdo», apuntó.

Pedro Cancio, secretario general de USO en la planta de Arcelor-Mittal en Asturias, reclamó ayer «voluntad por parte de todos» para mantener la negociación y evitar el «descuelgue». «Es necesario llegar a un acuerdo y evitar que Mittal adopte decisiones más drásticas, como la que aplicó en Lieja o en Francia, porque una vez que decide un cierre, no hay quien lo vuelva atrás», advirtió Cancio.

El arbitraje en la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos dependerá de dos representantes elegidos por el Gobierno central, dos de la patronal y dos de los sindicatos. La empresa expondrá su propuesta y los argumentos en los que la sustenta, y los sindicatos las suyas. Una cuestión básica y de peso en la decisión final es «la buena voluntad». Según los expertos, las movilizaciones no favorecen.