Oviedo, José Luis SALINAS

La reapertura del horno alto «B» de Veriña y el repunte de actividad que están registrando las plantas asturianas de Arcelor-Mittal han permitido la reincorporación de todos los trabajadores afectados por la regulación de empleo. Los siderúrgicos han ido retornando durante los últimos días a sus puestos de trabajo y el número de ellos que aún permanecen regulados es «residual», según los sindicatos.

A finales de diciembre, la mayor parte de la plantilla que el gigante siderúrgico tiene en la región (6.000 trabajadores) pasó por la regulación de empleo. En los últimos días, la multinacional ha reactivado la producción de las plantas de chapa, carril, alambrón y de la acería gijonesa, mientras que en Avilés el tren de bandas en caliente también volvió a la actividad. Una vez que se produzca la reapertura del horno «B», Arcelor sólo tendrá parada una de las dos líneas de galvanizado y la línea de pintura de Avilés, las dos instalaciones que más dependen del mercado de la construcción, que está sufriendo una fuerte caída de la actividad desde que comenzó la crisis económica en España. Los sindicatos ya han demandado en varias ocasiones que estas instalaciones se orienten al mercado automovilístico, más pujante y que cuenta con una importante cartera de pedidos.

La reapertura del horno también ha permitido la reincorporación a sus puestos de 150 trabajadores que trabajan en dicha instalación, en el parque de carbones de Aboño y el sínter, que permanecían regulados desde el pasado septiembre, mes en el que la multinacional terminó las reparaciones en el horno y tomó la decisión de no volver a ponerlo en marcha debido a la floja demanda de acero que tenía en esos momentos.

La dirección en España de la multinacional acordó con los sindicatos, a finales de diciembre, ampliar el expediente de regulación de empleo que tenía en marcha en el país y con el que trata de hacer frente a los vaivenes en su cartera de pedidos. Además, por primera vez la compañía decidió ampliar el ERE durante todo un año y no durante seis meses como había hecho desde que lo tiene en marcha. Los sindicatos aseguran, no obstante, que con la reapertura del horno y el ritmo de entrada de pedidos que se está registrando no será necesario aplicar la regulación de empleo, al menos, durante el primer semestre del año. Las perspectivas no son tan buenas para los seis meses restantes del año, aunque los líderes sindicales confían en que el acuerdo alcanzado con la empresa para reducir los costes permita desviar a las instalaciones asturianas pedidos que en un principio se iban a llevar a cabo en otras plantas europeas. Las inversiones para España anunciadas por varios fabricantes de automóviles y la apertura de nuevos mercados se perfilan como los dos grandes puntales para mantener a flote la actividad siderúrgica a lo largo de este año.

Los operarios de Arcelor dejaron ayer listo el horno alto «B» para que hoy puede producir la primera colada en siete meses. A lo largo del fin de semana se procedió al llenado del horno con hierro y carbón destilado (coque) con el que se hacen las coladas de arrabio, mientras que ayer se llevó a cabo una operación de calentado progresivo y controlado del horno, mediante una especie de lanza formada por dos tubos con la que se inyecta oxígeno y gas propano en la instalación.

La dirección en Asturias y los sindicatos retomarán hoy las negociaciones para pactar un nuevo convenio colectivo para sus plantas asturianas. Arcelor ya ha planteado a las centrales la necesidad de llegar a un acuerdo antes de que acabe el mes para aplicar los ahorros de costes pactado en el acuerdo marco que, según la empresa, mejorarán la competitividad de las plantas.

Los trabajadores de Arcelor completaron ayer una de las tareas más complicadas para arrancar el horno alto: la inyección de oxígeno y gas para calentar la instalación. La primera colada podría estar lista esta noche. Las fotos muestran tres momentos de las labores análogas que se desarrollaron en 2009, cuanto también estuvo cerrado el horno «B».