R. G.

Por increíble que pueda parecer, el suceso protagonizado por este gaditano afincado en La Coruña no fue el único de este estilo que se vivió durante la pasada semana en los establecimientos de hostelería de la avenida Portugal. La propietaria de una cafetería de la zona denuncia que «hace unos días» un cliente la amenazó en reiteradas ocasiones por «no tener un mechero para regalarle».

El suceso fue prácticamente idéntico al que tuvo lugar el martes como consecuencia de unas aceitunas pero en esta ocasión no se precisó la presencia policial. Un joven acudió a la cafetería de la denunciante en estado ebrio y acompañado por un amigo. Pidió unas cervezas y se sentó en una mesa. Al rato se dirigió de nuevo a la camarera del establecimiento y le solicitó un mechero. «Le dije que no tenía porque ni siquiera vendo tabaco; entonces se enfureció, me insultó y dijo que nos iba a pegar a todos». La sangre no llegó al río en esta ocasión. Tras romper varios vasos, el cliente y su amigo abandonaron el establecimiento.

La hostelería de Gijón también recuerda un suceso llamativo en los bares de la ciudad que tuvo lugar en 1991. En aquella ocasión, un gijonés afincado en Canarias denunció a una conocida sidrería del centro de la ciudad por cobrarle los pinchos que había cogido de la barra. «Si les parece mal, que recojan las bandejas», declaró entonces el joven, que avisó a la Policía Local cuando vio los pinchos de la barra en su cuenta de consumición.

El joven, informático de profesión, desató por aquel entonces una enorme polémica en la hostelería local y obligó a cambiar las costumbres de los empresarios. Tras el suceso, la patronal de la Hostelería de la ciudad promovió una medida en virtud de la cual se debían exhibir el precio de los pinchos en la carta. También la Alcaldía se vio obligada a hacer pública una resolución para que el hostelero en cuestión colocara un cartel indicativo con el precio de los pinchos en lugar visible.