J. L. ARGÜELLES

Algunas leyendas atlánticas describen la sidra como el zumo que beben los héroes. El fotógrafo gijonés Xurde Margaride (1975) no sólo disfruta con esas mitologías, sino también con la bebida misma y con las tradiciones asociadas a la producción y consumo de ese caldo de céltica genealogía: del lagar al chigre y del manzanal al vaso. De esa afición, casi devoción, ha surgido «Sidrografíes», exposición que inauguró ayer y cuyas imágenes -todas muy sidreras, como no podía ser de otra manera- son quimigramas en los que se ha empleado por primera vez la sidra como soporte de la fotografía.

El quimigrama es una técnica que utilizan algunos artistas para obtener imágenes con la combinación de distintos procedimientos y materiales, pictóricos unos y fotográficos otros. Xurde Margaride, que ha trabajado como fotoperiodista para diversos medios de comunicación, quería «algo especial» para el número cien de la revista «La Sidra», así que empezó a darle vueltas a la idea de ir un poco más allá en sus experimentos con su Polaroid. «Quería ver cómo intervienen los taninos, los ácidos de la sidra, en la emulsión y en el papel fotográfico», explica el artista.

Curiosidad, paciencia, cariño por el proyecto que empezó a acariciar hasta dar con la «fórmula de la Coca-Cola». Xurde Margaride llama así a la técnica con la que logró neutralizar los efectos corrosivos de los ácidos de la sidra, hasta darle el color tostado que domina, como el oro viejo, el fondo de las imágenes de «Sidrografíes». Primero probó muchos tipo de papel: «Me quedé con el que llamamos de acuarela, que es el mejor para este trabajo».

Xurde Margaride, que se confiesa amante de la cultura asturiana y de muchas de sus manifestaciones populares, sabe que se han hecho fotos con una técnica similar, sólo que empleando otras bebidas, como el té. No le consta que, hasta las imágenes de «Sidrografíes», la sidra forme parte de la solución de una obra fotográfica. «Empecé a mediados del pasado mes de abril y ésta es la primera hornada de imágenes», señala el fotógrafo.

Para esta exposición pionera, que acoge la sidrería «La Galana», en la plaza Mayor, ha seleccionado seis fotos: dos de 1,20 por 1,20 metros y cuatro de 50 por 50 centímetros. «Una sidrería es el lugar adecuado para este trabajo», sostiene Xurde Margaride, que esgrime una rápida defensa «en favor de un arte en la calle». «No podemos hacer cosas tan sólo para un sector del público», añade.

En estas seis fotografías, el artista gijonés pone el foco sobre ese instante cantador y encantador en que el hilo de sidra toca la boca del vaso y empieza a abrir, a «espalmar», como una rara flor. El proceso de composición de estas imágenes tiene una complejidad evidente, y no sólo por el uso técnico de la sidra sobre el papel y el bloqueo de la acción de los ácidos mediante el uso de una base química. Xurde Margaride recurre a su cámara digital y a la Polaroid para obtener la imagen final que vemos ya montada, a la que también incorpora el toque de acuarela si lo considera necesario. Para este remate ha contado con la colaboración de Lorena Ayala.

Es un nuevo camino en la trayectoria profesional de Xurde Margaride, muy conocido por sus trabajos periodísticos. Es un participante habitual en las muestras de «Miraes», que organiza la asociación de fotoperiodistas asturianos, y el año pasado expuso en «Chafariz» una serie sobre el mundo de los conciertos de rock. Es autor, asimismo, del libro «Los pasos del recuerdo», un trabajo documental sobre la vida intranquila del exiliado Aquilino Gómez.

«Tengo en cartera una serie de retratos de gente de la sidra, llagareros o bebedores», adelanta el artista, que parece buscar las revelaciones de una bebida con notables calidades plásticas, muy fotografiada y pintada, pero a la que Xurde Margaride quiere aportar nuevas visiones desde esa singularidad técnica que ahora muestra en sociedad. A diferencia de lo que les ocurre a otros compañeros de su generación, a este fotógrafo le tientan más las aventuras en su ámbito cotidiano -el que coincide con la geografía del Principado- que las instantáneas de la dramática actualidad mundial, donde, como él mismo señala, «vas con lo puesto», sin tiempo apenas para reflexionar sobre la creación. «No me imagino viviendo en otro parte que no sea Asturias», insiste. Y ahí sigue, buscándole a la bebida de los héroes algún otro secreto.