M. CASTRO

El aumento en alrededor de 300 del número de trabajadores de las compañías auxiliares de Armón Gijón, que se producirá a partir del mes de febrero, fue valorado ayer positivamente por las centrales sindicales, que reclamaron al grupo naviego que recurra a trabajadores asturianos para sus nuevas necesidades de mano de obra. Actualmente, Armón Gijón cuenta con unos 240 trabajadores en sus instalaciones y la gran mayoría procede de Galicia, recalcan tanto UGT y CC OO como CSI.

«Es una muy buena noticia y esperamos que sean trabajadores del ámbito asturiano, porque ahora tienen a mucha gente trabajando en el astillero que es de Galicia», señaló el secretario general del MCA-UGT de Gijón, Javier Fernández Lanero. El dirigente ugetista añadió que «espero que en Armón den ahora una oportunidad a los excedentes de Naval Gijón», en relación a los 39 antiguos trabajadores que los sindicatos esperaban que hubieran sido recolocados en el astillero Juliana (hoy Armón Gijón).

Fernández Lanero no sólo mostró su preocupación por el futuro de los 39 excedentes de Naval Gijón, sino por la escasa repercusión en la reducción del desempleo en Gijón que está teniendo el último astillero gijonés de la mano de Armón, grupo a favor del que sindicatos, Ayuntamiento y Principado abogaron ante el juez mercantil para que autorizara la venta al mismo de las instalaciones fabriles de El Natahoyo, durante la liquidación de Factorías Juliana. «Hay gente suficientemente preparada en Asturias para cubrir esos puestos y si Armón considera que no tienen preparación suficiente, puede solicitar a la Gerencia del Sector Naval cursos formativos. Eso podría tener sentido en el caso de los soldadores, porque la chapa naval requiere un proceso especial de soldadura, pero no en otras profesiones», señaló el dirigente ugetista.

El secretario de política sindical en Asturias de la federación de industria de CC OO, Manuel Pérez Uría, apuntó, por su parte: «Estamos satisfechos con la carga de trabajo que tiene el astillero, pero tenemos que recordar que ahí caben perfectamente los excedentes de Naval Gijón y otros trabajadores asturianos. No entendemos por qué vienen casi todos de Galicia. Respetamos que se pueda ofertar trabajo en cualquier parte, como no podría ser de otra manera, pero con casi 100.000 desempleados en Asturias nos parece inconcebible que Armón no encuentre aquí caldereros, soldadores, ajustadores y electromecánicos adecuados. Si algo tiene Asturias es que nos sobran trabajadores capacitados». El dirigente de CC OO también lamentó las «condiciones laborales» en Armón, a través de compañías auxiliares, que «dejan bastante que desear».

Cándido González Carnero, responsable del sector naval de CSI, indicó, por su parte, que a Armón «se le dio un astillero, con unas de las mejores instalaciones de Europa, en unas condiciones inmejorables y con apoyo público. Armón debería atender las necesidades de Asturias», tras lo que pidió al grupo naviego que recoloque a los 39 excedentes de Naval Gijón y, en lugar de emplear a compañías auxiliares que reclutan en Galicia su mano de obra, dé trabajo a las antiguas compañías auxiliares de Naval Gijón y de Factorías Juliana, «que quedaron sin cobrar y que tuvieron que poner a sus trabajadores en la calle» tras el cierre de ambas empresas.

El dirigente de CSI opinó que «el Gobierno regional debería buscar la fórmula para que los profesionales de Asturias que durante muchos años trabajaron en el sector naval, directamente o en subcontratas, tengan un hueco en Armón, habida cuenta de las necesidades del astillero y de que aquí sobra personal cualificado».

Responsables de Armón declinaron ayer hablar sobre las nuevas contrataciones de personal. Sí indicaron que «de momento no» van a entrar en el sector de reparación de buques y que el dragado y hormigonado de la antigua dársena de armamento se hizo para facilitar el armamento a flote de los barcos atuneros, con mayor calado que otros que se armaron en Juliana. Los atuneros tienen un calado de 5,6 metros. En la dársena de armamento, en la época en que el astillero era público, se armaron sin problemas la draga «Samuel de Champlain», con 8 metros de calado, y el quimiquero «Guanaco», con 7,8 metros.