Miguel Ángel Suárez-Suárez, traumatólogo del Hospital Cabueñes, ofreció ayer en Talasoponiente una revisión actualizada del problema de la osteoporosis. Lo hizo junto a la ginecóloga del hospital Begoña Cristina Argudo, en una charla avalada por la Asociación Española de Estudios para la Menopausia. El traumatólogo incluyó en su exposición el novedoso método diagnóstico desarrollado en Asturias, en el que él mismo participó, basado en un sistema de inteligencia artificial.

-¿En qué punto está el problema de la osteoporosis?

-La osteoporosis es un aumento en la porosidad del hueso, lo que implica una alteración de la cantidad y calidad del hueso, de tal forma que lo hace menos resistente y más susceptible de que ante un traumatismo de baja energía, como una caída casual, se pueda producir una fractura. Ése es el gran problema que lleva aparejada la osteoporosis: el elevado riesgo de fracturas que origina.

-¿Cuáles son las fracturas más frecuentes?

-Las de cadera, vertebrales y de muñeca. Aunque las que más condicionan son las de cadera. Hay un estudio realizado en la Unión Europea que dice que cada 30 segundos, en la UE, se produce una fractura de origen osteoporótico. La relevancia clínica es muy importante, y la económica y social mucho mayor. En el mismo informe se dice que de cada cien pacientes que sufren una fractura de cadera sólo son capaces de retornar a su situación previa de independencia y autonomía un 50 por ciento. El resto queda con un grado de dependencia superior al que tenían antes.

-¿Por qué se ceba la osteoporosis con las mujeres?

-En la osteoporosis hay causas modificables y otras no. El envejecimiento, a partir de 50 años, es un elemento claro de pérdida de masa ósea, tanto en hombres como en mujeres. El problema es que la cantidad de masa ósea que tenemos en la edad adulta es menor en las mujeres que en los hombres; así que los varones tienen más margen de tiempo antes de entrar en situación de riesgo. A eso se suma que las mujeres, además, pierden más rápido la masa ósea que los hombres, sobre todo con la menopausia. Con lo cual la mujer entra mucho antes en una situación de debilidad ósea y riesgo de desarrollar una fractura.

-¿Cuáles son las causas modificables?

-La exposición al sol, los hábitos nutricionales, el ejercicio físico y los hábitos tóxicos. La exposición al sol provoca vitamina D, imprescindible para que el calcio se fije en los huesos, así que a más exposición solar, más protección natural; los hábitos nutricionales también tienen importancia porque los pacientes con déficit de ingesta de calcio o con déficit de aporte de proteínas tiene más riesgo. En cuanto al tabaco y el alcohol, y en menor medida la cafeína, también se sabe que alteran el depósito de calcio en el hueso. Así que los factores de riesgo se pueden ir acumulando.

-¿Se percibe alguna mejoría de la situación fruto de tantas campañas de información?

-Creo que la educación sanitaria ha permitido que se entienda que en la osteoporosis hay muchas circunstancias que son modificables. De ahí que el mayor avance, a mi entender, no sean las terapias farmacológicas -que ciertamente han facilitado mucho el control de la situación- sino la sensibilidad ante un problema de consecuencias serias y en el que hay factores que son controlables por el paciente.

-El método clásico de diagnóstico ha sido la densitometría ósea, pero ahora hablan de inteligencia artificial. ¿A qué se refiere?

-La densitometría ósea es un sistema que mide la densidad del hueso y determina el riesgo en comparación con estándares de población. El inconveniente que tiene es que es una prueba que implica radiación y que tiene todas las pegas de listas de espera, necesidad de aparataje y personal que tiene la sanidad pública. Por eso no se hacen cribados generales a la población, siendo como es una enfermedad de tanto impacto y tanta problemática. Se están utilizando también técnicas de ultrasonido, pero para la confirmación diagnóstica se deriva nuevamente a densitometría. Y frente a todo eso, en Asturias se ha desarrollado un sistema de inteligencia artificial gracias a un diseño del que somos autores dos traumatólogos, Antonio Murcia y yo, y dos ingenieros, Fernando Sánchez Lasheras y Javier de Cos.

-¿En qué consiste?

-Lo que hemos desarrollado es un sistema de inteligencia artificial que, en base a las respuestas que dan los pacientes en una encuesta con 135 preguntas sencillas -de hábitos de vida, por ejemplo, cuántas manzanas come a la semana, o vasos de leche, o cuántas horas de sol recibe a la semana- el sistema es capaz de extrapolar una situación teórica y eso le lleva a calcular la masa ósea del que contesta la encuesta. El sistema ya está validado y se sabe que los resultados que arroja son superponibles a los que arroja una densitometría.

-¿Ya se utiliza este sistema en sus consultas?

-No lo estamos utilizando porque tiene inconvenientes en la recogida de datos, el volcado a un ordenador y obliga a volver a citar a los pacientes para los resultados. Lo operativo y lo que tiene futuro es que el paciente cumplimente la encuesta desde una plataforma on line a la que tendría acceso también el médico de cabecera. Y lo más interesante es que este sistema permitiría al paciente hacer simulaciones on line de cambios de hábitos que lo llevarían a comprobar cómo repercute eso en su mejoría. Así el paciente pasa a tomar el control de la enfermedad en los aspectos más importantes: los hábitos alimenticios y de estilo de vida.

-De tal forma que abre unas posibilidades muy interesantes de enfocar la enfermedad...

-Sí. Eso permite personalizar los tratamientos según las expectativas de cada uno y hacerlo sin coste para el paciente ni para el sistema. Pero para eso necesitamos una plataforma on line y un sistema que se estructure de forma que la información llegue al paciente y a su médico. Yo creo que hace unos años, gracias a las densitometrías, el mensaje era: "Es usted un paciente en riesgo de fracturas por osteoporosis, vaya al médico para que le paute un tratamiento". El mensaje de ahora es: "Usted está en situación de riesgo, haga ensayos en sus hábitos de vida, haga simulaciones de cómo tiene que modificar sus hábitos alimenticios o de vida para compensar con lo que biológicamente no puede luchar. Y probablemente no necesite ni medicación".