En la hoguera de San Juan ardió hasta la ordenanza "anti botellón". La "ley seca" en las calles de Gijón se levantó ayer y la fiesta del fuego se encendió en el arenal de Poniente. Centenares de asistentes, sobre todo grupos de jóvenes haciendo "botellón" en torno a pequeñas fogatas, disfrutaron de la noche más mágica del año.

Algunos incluso llegaron desde fuera, como Sara Fernández y Alejandro Suárez, dos amigos provenientes de Pola de Lena y Pola de Laviana. "Ya estuvimos el sábado en las fiestas de Mieres y para cambiar un poco vinimos a Gijón. Y porque aquí hacemos 'botellón' y nos sale más económico", explicaba Suárez mientras sus amigos encendían una pira hecha principalmente a base de palés y cartones. Él tenía claro su deseo para la noche de San Juan. "Si me dan un trabayu..", señalaba. "Y a mi un mozu", replicaba su amiga Sara.

Pero no todos entienden San Juan de la misma manera. Maxi y Neli, un matrimonio de Gijón, introdujeron un papelito en una de las bolsas dispuestas junto a la gran pira montada por el Ayuntamiento para recoger los deseos que la gente quería quemar en la hoguera. "Nosotros pensamos que, más que para pedir un deseo, San Juan es para quemar lo malo, que se vaya y que venga lo bueno", explicaban estos habituales de la hoguera en el arenal de Poniente, "por proximidad y tradición". Otros, por ejemplo, quemaron fotografías de familiares fallecidos para "echar luego las cenizas al mar".

La noche más corta del año incluso enciende el ánimo poético de la gente. "Que se queme lo malo, se convierta en cenizas y de ellas resurja el ave fénix", proclamaba Maxi. Un espectáculo pirotécnico fue preludio del encendido de la pira a la medianoche, al que siguió la actuación de "Xera". Previamente, "Felpeyu" había caldeado el ambiente a ritmo celta y las gaitas habían desfilado por las calles de Gijón desde una enramada fuente de Pelayo.

La de Poniente fue la más multitudinaria de las fiestas, pero no la única. La noche de San Juan fue mágica también en los barrios de la ciudad. Incluso el ambiente festivo se amplió a las horas previas a la medianoche. En Ceares y Contrueces hubo ya reunión de familias y grupos de amigos cuatro horas antes de la hora mágica. En Ceares disfrutaron de una gran merienda popular en la que cada uno llevó su comida, pero la asociación de vecinos, que ya había recogido previamente la madera para la hoguera, proporcionó la bebida a los asistentes. Y en Contrueces, en la zona del albergue juvenil, se celebró una romería, amenizada por la charanga "El Ventolín", antes de encender la hoguera a las doce, como manda la tradición.

En La Calzada a las nubes que aparecieron por la tarde le pusieron un buen sabor. La asociación de vecinos Alfonso Camín celebró en el parque de El Arbeyal el concurso de tortillas y postres. Y justo antes de la hoguera empezaron a bailar con una verbena.

Otros sitios como La Camocha contaron con un ambiente lúdico para todas las edades. Allí el menú fue completo. Primero juegos y talleres infantiles para niños, después una gran merienda para todos. Y poco antes de la medianoche una actuación musical de DJ Cherly sirvió como anticipo a la hoguera, que dio paso a la tradicional danza prima realizada alrededor de la pira por los asistentes.

En Mareo la música despidió cuatro días intensos. Tras una tarde de descanso, a las 22:30 horas comenzó una larga noche. La discoteca con las gogós se alternó con la orquesta "Nueva Banda" hasta la llegada de la medianoche. Sin solución de continuidad llegó la hoguera, los fuegos artificiales, el concierto de "Los inhumanos" y más música durante la madrugada.

Pero no solo del encendido de la pira vivió el día de San Juan. En Tremañes celebraron el tercer día festivo, el dedicado al niño, con juegos infantiles y una chocolatada. En el día de hoy pondrán el colofón con un pasacalles, la misma solemne en la Iglesia de San Juan Bautista y el tradicional restallón como cierre.