Los efectos de la crisis no dejan de hacer estragos en la ciudad. Así lo señalan los responsables de Cruz Roja en Gijón, entidad que ha visto seguir creciendo exponencialmente el número de usuarios en lo que va de año. En 2014 se han sumado al plan de alimentos, con el que se trata de cubrir las necesidades más básicas de las familias en apuros, un total de 129 familias. Con ellos, Cruz Roja atiende ya a más de 1.700 personas dentro de dicho proyecto.

Con los datos sobre la mesa, el colectivo prevé cerrar el año con "una tendencia parecida a la del año pasado", habida cuenta de que a los nuevos usuarios de las ayudas básicas se suman las familias que fueron beneficiarias en el año 2013 y que "siguen manteniendo su situación de precariedad económica".

Con la constatación de que los niveles de demanda no han disminuido, Cruz Roja ha intensificado su intervención para luchar contra la pobreza y la exclusión social, con una línea específica de intervención para apoyar a las familias afectadas por la crisis. Este plan de acción incluye entregas económicas para cubrir necesidades de alimentación, con 891 prestaciones a un total de 312 unidades familiares y alrededor de 600 beneficiarios; entregas económicas para cubrir los gastos más básicos, con 172 prestaciones por importe de más de 45.000 euros, y entregas de bienes básicos, como alimentos, material escolar, productos de higiene o vestuario, con 1.339 entregas en lo que va de año, que alcanzan a 1.080 personas.

Se trata además de una cifra de beneficiarios que podría ser mucho más alta, dado que "el nivel de demanda es muy superior", precisan desde Cruz Roja, a la espera de cerrar las cifras de un año que de nuevo ha resultado "difícil", dada la gran cantidad de necesidades para cada vez más vecinos de Gijón.

Además de las ayudas directas, desde la entidad también se han puesto en marcha iniciativas para luchar contra la exclusión social, como los itinerarios de búsqueda de empleo, las acciones formativas y de mejora de las capacidades, como talleres de ahorro doméstico, de hábitos saludables y motivación. Todo ello con el fin de reducir el impacto de la crisis entre los más vulnerables, y para que las personas que se han visto golpeadas por el desempleo y la precariedad "recuperen no sólo su capacidad económica, sino también la autoestima y la motivación personal".