"En el área V vamos a tener que hacer algo con la hemodiálisis. La situación está empezando a ser compleja". Pedro Herce, gerente del hospital de la Cruz Roja de Gijón, se refería así al momento que atraviesa la unidad de hemodiálisis (a la que van derivados los enfermos renales que dependen de una máquina para depurar regularmente su sangre hasta que pueden optar a un trasplante). Porque ha visto crecer su actividad un 12% en el último año, llegando a niveles de ocupación superiores al 92%, lo que ha obligado a instaurar cuatro turnos de asistencia desde las 8 de la mañana hasta las cinco de la madrugada. Incluidos los sábados.

"Ahora mismo estamos dializando todos los días, menos los domingos, hasta las 5 de la madrugada. Y eso es porque tenemos muchísima demanda. Con diez puestos que tenemos dializamos a 80 pacientes y no se puede mucho más. Esa es la realidad y hay que pensar algo para el futuro porque si Cabueñes nos sigue derivando pacientes no tenemos más capacidad", expresó Herce. Y aunque no se aumentara la derivación, lo ideal es no mantener indefinidamente un turno de madrugada que resulta muy penoso para los pacientes a los que les corresponde, que son cerca de una veintena, así como para el personal.

"El turno de madrugada se abrió hace un año para los enfermos que se dializaban los lunes, miércoles y viernes. Es un turno de once de la noche a cinco de la madrugada. Para la mayoría de los enfermos se hace penoso, salvo para quienes aún mantienen una vida muy activa y prefieren tener las horas del día libres sin estar en el hospital, porque hay que tener en cuenta que pasan casi cinco horas enchufados a una máquina. También es un horario más costoso", explica el gerente. Con el paso de los meses, lejos de poder eliminar ese turno hubo que ponerlo también en las sesiones de los martes, jueves y sábado. Una de las soluciones que se aventuran sería incrementar la unidad con 15 puestos, lo que permitiría eliminar el turno de madrugada, aunque se mantendría el de 18.00 a 23.00 horas. Pero eso requiere inversión y recursos económicos, además de un acuerdo con el Servicio de Salud del Principado que no se vislumbra.

Y menos si no hay un cambio de tendencia respecto a la relación de Cruz Roja con el Sespa, regida por un convenio singular que no cubre las expectativas de la realidad de actividad que se realiza en el centro gijonés en los últimos años. Así, el 2015 se cerró -por segundo año- con la necesidad de hacer a final de año una adenda al convenio singular entre ambas instituciones para incrementar la financiación del Sespa a Cruz Roja. Al menos desde 2011 la financiación que firma el Sespa para la actividad anual que deriva a Cruz Roja ronda los 13,8 millones de euros. Sin embargo, desde que el Sespa acabara con las denominadas "peonadas" en los hospitales públicos la facturación del centro sanitario concertado a las arcas públicas apenas ha bajado de los 15 millones. Una cantidad que se corresponde en buena medida con las cerca de mil operaciones más de las que se hace cargo Cruz Roja por encima de lo que está fijado en el histórico convenio.

Como se recordará, Cruz Roja es un centro concertado sin ánimo de lucro a todos los efectos incluido en la red pública, sin población asignada de la que hacerse cargo (como sí tiene el hospital de Jove) y que toda su actividad se la deriva Cabueñes y otros centros en función de sus necesidades. En los últimos años las mayores fluctuaciones que tiene la actividad de Cruz Roja se centran en la cirugía derivada. Así, el 2014 acabó con un techo histórico de 8.108 intervenciones quirúrgicas que en 2015 no se repitió. El año acabó con 7.022 operaciones realizadas en dicho centro, mil menos que en el período anterior.