La violencia de género, lamentablemente, no se detiene. La próxima semana llegará ante un juez un nuevo caso de agresión sexual y física. Esta vez, se trata de un hombre que afrontará una pena de diez años y nueve meses de cárcel por violar y golpear con violencia, supuestamente, a la que fue su pareja durante seis años. A la petición privativa de libertad que emite el Ministerio Fiscal hay que sumar otros quince años de alejamiento a 200 metros de su víctima y el pago de una indemnización de 10.280 euros por los daños morales y físicos causados. También interesa el fiscal el pago de las costas y gastos médicos.

Los hechos que serán juzgado el próximo martes en la sección tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, se originaron el 26 de marzo de 2016, un mes después de que concluyese la relación sentimental que mantuvieron durante seis años. Todo comenzó a las gradas del estadio del Sardinero, donde juega como local el Racing de Santander. Comenzó una discusión entre ambos que motivó que la víctima abandonase el lugar. Tras el partido, ella cogió su coche y puso rumbo desde la capital cántabra hasta su domicilio, en Gijón. Su exnovio se percató de ello y decidió seguirla en su vehículo.

La "persecución" se produjo por la A-8 hasta que el acusado le dio alcance a la altura del camping de Vidiago, en Llanes. Fue entonces cuando la llamó por teléfono y la instó a parar el coche. Para lograr su objetivo, el procesado se colocó a su altura en el carril de adelantamiento, la rebasó y hasta se puso delante de ella que, ante el temor y la angustia de la situación, detuvo su coche en una zona de gravilla. Él hizo lo mismo.

Retomaron la discusión al apearse de sus vehículos y de la vehemencia verbal el procesado pasó a la acción y primero le arrebató el móvil y después se lo tiró a la carretera. Luego comenzó, según la Fiscalía, a propinarle patadas en cada lado de la cadera, la cogió por la cintura, le tapó la boca y se la llevó hasta unos matorrales cercanos donde consumó la agresión sexual. Antes de irse, el acusado cogió los trozos del móvil de su exnovia y los lanzó entre los matojos. Esta agresión generó el dictado de una orden de protección, del Juzgado de Instrucción número 2 de Gijón, que conlleva la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros a la víctima hasta que se dilucide este procedimiento.

Libertad vigilada

Ahora, este hombre afronta un delito de malos tratos en el ámbito familiar, otro delito continuado de agresión sexual con la agravante de parentesco y un delito leve de daños por la destrucción de su móvil. En suma se pide una pena de diez años y nueve meses de cárcel y otros quince de alejamiento a más de 500 metros. También se requiere otros cinco años de libertad vigilada que incluiría la obligación de estar siempre localizable mediante aparatos electrónicos, comunicar de forma inmediata cualquier cambio de domicilio y la prohibición de vivir en la misma provincia en que resida la víctima. A ello se suman los 10.000 euros de responsabilidad civil por daños.