Bruselas, Agencias

La Comisión Europea propondrá a los Veintisiete reformar el Tratado de Schengen para que las fronteras interiores sean restablecidas en circunstancias excepcionales. La reforma supondría la suspensión temporal de la libre circulación de personas entre los estados miembros, una de las grandes conquistas de la Europa comunitaria.

La eurocomisaria de Interior, la sueca Cecilia Malmström, anunció ayer la propuesta, una semana después de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, presionaran para reformar las normas que ahora rigen el «espacio Schengen», argumentando que es la única manera de hacer frente a las llegadas masivas de inmigrantes procedentes de la ribera sur del Mediterráneo.

La concesión, por parte de Roma, de permisos de residencia temporal a algunos de los 25.000 indocumentados llegados a suelo italiano después de las revueltas populares en el norte de África generó las últimas semanas una agria disputa entre Francia e Italia, hasta el punto de que, el pasado 17 de abril, París llegó a bloquear el acceso de los trenes procedentes de la ciudad fronteriza italiana de Ventimiglia.

Malmström precisó que la reintroducción de los controles, mencionada en un informe aceptado ayer por el Ejecutivo comunitario, se enmarcaría en un mecanismo de suspensión que podría activarse cuando un país fracasara en el control de sus fronteras exteriores. «Puede ser necesario, por tanto, introducir un mecanismo (...) que permita decidir a nivel europeo cuáles serán los estados miembros que volverán a introducir con carácter excepcional el control en la frontera interior y por cuánto tiempo», indica el informe de la Comisión.

El texto precisa que ese instrumento «se utilizaría como último recurso en situaciones verdaderamente críticas, hasta que se tomasen otras medidas de emergencia para estabilizar la situación».

En la actualidad, los países tienen que alegar una amenaza de orden público para poder justificar la reintroducción de esos controles, lo que deja fuera a los flujos de inmigrantes irregulares que han tenido lugar desde principios de año.

Por otro lado, Bruselas ha planteado la creación de un sistema europeo de guardias de fronteras, algo que, según precisa el texto, «no implicaría necesariamente el establecimiento de una administración europea centralizada, sino la creación de una cultura común, con capacidades y normas compartidas».

Asimismo, tal como pidieron Sarkozy y Berlusconi, Bruselas propone intensificar el papel de la agencia de control de fronteras Frontex y mejorar los pactos con los países de origen de los inmigrantes para facilitar su readmisión.

El Partido Socialista Europeo acusó a la Comisión de ceder a las presiones de Francia e Italia y lanzar «un ataque contra las bases de la propia Unión».