Oviedo, M. J. I.

Catorce de las 22 variedades de manzana reconocidas en la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias han quedado inscritas definitivamente en el registro de variedades vegetales comerciales del Ministerio de Agricultura. Asturias se convierte en la comunidad autónoma con mayor número de variedades autóctonas de manzana registradas.

En regiones como Cataluña se cultivan numerosas variedades de manzana de mesa, pero la mayoría de ellas son de importación. Es el caso de la estadounidense Starkin, la Royal Gala neozelandesa o la Granny Smith, oriunda de Australia.

Las variedades asturianas inscritas tienen nombres mucho más sonoros. Según publica el «Boletín Oficial del Estado» son la Blanquina, Collaos, Coloradona, De la Riega, Ernestina, Limón Montes, Meana, Perico, Raxao, Regona, San Roqueña, Solarina, Verdialona y Xuanina. En realidad son dieciséis los tipos de manzanas candidatas a formar parte del registro. Las dos que se han quedado fuera de momento -Clara y Durona de Tresali- están pendientes de la autorización del Ministerio de Agricultura.

Las otras seis variedades reconocidas por la Denominación de Origen no formarán parte del registro, ya que la Administración considera que se encuentran ampliamente extendidas en el sector y no es necesario registrarlas. El registro de variedades garantiza la calidad y el mantenimiento de las plantas. El productor tendrá la garantía de que siempre encontrará en el Serida injertos de esas variedades para plantar o reponer. La Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural hace hincapié en que el registro de las variedades de manzana asturiana supone un refuerzo de la figura de la Denominación de Origen y revierte en la calidad de la sidra.

Aunque son 22 los tipos de manzana reconocida por la marca de calidad de la sidra asturiana, los investigadores estiman que en el Principado pueden catalogarse hasta 2.500 tipos de manzanas. Uno de los problemas para describirlas es la increíble semejanza que presentan muchas de ellas. De hecho, a simple vista es casi imposible reconocerlas.

Prueba de la pujanza manzanera de Asturias fue la decisión tomada hace años de establecer en Villaviciosa la sede del Banco Nacional de Germoplasma para Manzanos, en cuyas instalaciones se mantiene el material genético de más de medio millar de variedades autóctonas.

Banco Nacional

La sidra asturiana es el fruto de la mezcla de varios tipos de manzana. Los expertos recomiendan un 45% de ácida, 25/30% de ácida-dulce, y un 10% de dulce- amarga. El registro comercial de variedades no conlleva el reconocimiento del trabajo intelectual del investigador que ha realizado la caracterización y el estudio de la variedad, algo que sí ocurre en el registro de variedades protegidas. Habitualmente se atribuye a árabes y romanos el cultivo del manzano en la península Ibérica.

A partir del siglo XII existían en Asturias los llamados contratos de mampostería o manpostura, fórmula jurídica que ligaba a terratenientes y colonos, por los que el dueño de una tierra hacía a otro un contrato para que la roturase y plantase de manzanos. De este modo, según documentos del Archivo de San Pelayo de Oviedo, las monjas de San Bartolomé de Nava cubrieron de pomaradas sus extensos terrenos de Villaviciosa y Colunga. En el siglo XIX el manzano ya pasó a ser uno de los pilares fundamentales de la economía asturiana. El gran reto actual estriba en aumentar la superficie plantada de manzano. El presidente de la Agrupación Asturiana de Cosecheros de Manzano (Aacomasi), José Luis Rubiera, asegura que si no se plantan más pomaradas la sidra asturiana tiene los días contados.