Vegadeo,

T. CASCUDO

Germán Delibes descubrió ayer a los alumnos del Instituto Elisa y Luis Villamil de Vegadeo la otra cara de uno de los mejores escritores españoles de la historia, su padre, Miguel Delibes. Les habló de un hombre bastante normal -«un tipo rarito pero bastante atractivo»-, tremendamente inseguro y que estaba convencido en que la clave del éxito reside en el trabajo: «Él tenía claro que el éxito en la vida viene más de trabajar que de ser un auténtico genio y creo que es un mensaje de esperanza, con el trabajo también se pueden cumplir importantes misiones en la vida», manifestó.

Germán Delibes participó, junto al biógrafo de su padre, Ramón García, y el director del periódico «El Norte de Castilla», Carlos Fernández, en una conferencia titulada «Memoria de Miguel Delibes», que se enmarca en el III Foro Comunicación y Escuela.

«Mi padre era una persona competamente insegura, pero creo que la inseguridad es una manifestación de respeto hacia los demás», explicó Germán Delibes, quien refirió el calvario que sufría su padre cada vez que recibía un premio o un reconocimiento. Eso sí, precisó, su inseguridad «se transformaba en un auténtico vendaval y en una gran determinación cuando a su alrededor veía una injustica; entonces se convertía en un auténtico titán».

Para Ramón García, biógrafo del escritor, hay tres fechas clave en la vida de su amigo Miguel Delibes. La primera es 1947, cuando recibió el premio Nadal por su primera novela, «La sombra del ciprés es alargada». El segundo hito data de 1974, cuando murió su esposa, Ángeles de Castro, quien le animó a escribir. Y la tercera fecha es 1990, cuando cumplió los 70 años, edad en la que siempre se planteó dejar de escribir. Se mantuvo otros ocho años en activo y cerró su ciclo narrativo con «El Hereje» en 1998, obra que, según García, es «la novela cumbre de las letras españolas, una novela catedralicia».

En el turno de preguntas, los estudiantes quisieron saber de las aficiones del literato, de sus fuentes de inspiración o si alguno de sus hijos heredó su pasión por la escritura. Delibes hijo explicó que sus hermanos escriben, aunque ninguno novelas de ficción, ya que «quizás el listón esté demasiado alto». Se mostró orgulloso de que su padre haya sido una buena persona, ya que, si tuviera que elegir entre esta virtud y la de ser buen escritor, se quedaría con la primera. «Vivir a su lado durante sesenta años ha sido un auténtico privilegio», concluyó.