Este pedazo de historia que nos ha tocado, en el que las ideologías han ido a parar al cubo de la basura sin el menor rubor, en el que la crítica ciudadana viene marcada por la decepción y el desaliento porque cantamañanas altamente remunerados desecan futuro e ilusiones, los pequeños gestos -aunque no deben ser idealizados ni dramatizados- tienen el valor de ejemplo. Me importa un bledo si fue por propia voluntad o por presiones externas. Para unos se tratará de auténtico ánimo de limpieza, para otros solamente de oportunismo electoral, pero no estamos en absoluto acostumbrados a que un cargo político de cualquier signo o nivel dimita ante una pifia manifiesta. No eran éstas las noticias que los salenses esperábamos de nuestra Corporación, pero cuanto mejor así que andar arrastrando el culo por los juzgados o aparecer en vergonzosas listas de regalos donados por empresas cuya honradez es más que dudosa.