Noreña / Villamayor (Piloña),

Ramón DÍAZ

«O se negocia el plan social o no habrá más reuniones». Chupa Chups dio ayer una vuelta de tuerca más al conflicto abierto en torno al futuro de la fábrica de Villamayor. Los representantes de la compañía lanzaron un ultimátum al comité de empresa: «Para no hablar del plan social mejor nos quedamos en Barcelona». La frase constata que la novena reunión sobre el futuro de la planta piloñesa, celebrada en Noreña, acabó como las ocho anteriores, en fracaso.

Las más de dos horas de reunión sólo sirvieron para ahondar las diferencias entre las partes en conflicto. La empresa está firmemente decidida a cerrar la fábrica de Villamayor. No hay marcha atrás. El comité de empresa, que lucha por la continuidad de la planta, insistió ayer en su idea de presentar un plan de viabilidad para salvar la fábrica. Un plan que establecería el cierre de la planta si en el plazo de un año no aumentan las ventas.

Los representantes de la empresa, encabezados por varios abogados de un conocido bufete, ni siquiera tomaron en consideración la propuesta de los sindicatos, y se limitaron a señalar que ya se han estudiado todas las alternativas posibles y que la única fórmula para que Chupa Chups continúe en España es concentrar la producción en Barcelona; o, lo que es lo mismo, cerrar la fábrica asturiana, la primera de la compañía, inaugurada hace 53 años.

Tampoco hubo contraofertas. La empresa mantiene su última propuesta: indemnizaciones de 30 días por año trabajado para los 49 despedidos; cuatro prejubilaciones y ayudas de hasta 9.000 euros a los 69 empleados que acepten voluntariamente su traslado a la fábrica de Barcelona.

El ultimátum de Chupa Chups ha obligado al comité de empresa a convocar una asamblea de trabajadores para la mañana del próximo lunes. A la vista de la firme determinación de Chupa Chups de abandonar Villamayor, los sindicalistas preguntarán a los empleados durante la asamblea si son partidarios de negociar el plan social, que incluye las indemnizaciones, ayudas y traslados que acompañarían al cierre de la fábrica piloñesa. Si los trabajadores apuestan por la negociación habrá una nueva reunión con la empresa ese mismo día, por la tarde. Si la plantilla dice «no» a negociar el plan social no habrá más reuniones con la compañía, con lo que todo quedará en manos del Ministerio de Trabajo, que analizará en los primeros días de agosto el expediente de regulación de empleo (ERE) presentado por Chupa Chups el pasado 30 de junio.

Unas horas después de la reunión de Noreña, un grupo de unos ochenta trabajadores de la planta piloñesa protagonizaba una nueva movilización, al cortar durante cincuenta minutos la N-634, en dos puntos diferentes, a su paso por Villamayor. Como cada martes y jueves desde que se anunció el cierre, hubo pancartas, proclamas y gritos contra la empresa confitera y la multinacional italo-holandesa Perfetti van Melle, propietaria de la marca. La Guardia Civil, presente en la zona, no llegó a intervenir. El corte de la travesía de Villamayor provocó grandes retenciones en la N-634, de unos cinco kilómetros en ambos sentidos de la marcha.

La plantilla de Chupa Chups finalizará hoy la campaña de recogida de firmas contra el cierre de la fábrica piloñesa. El comité de empresa ha contabilizado ya unas 27.000 firmas, aunque la cifra final superará las 30.000, según los sindicalistas. Aunque en un primer momento la idea era entregar las firmas hoy en la sede de la Delegación del Gobierno en Oviedo, el comité de empresa ha decidido aplazar la entrega hasta la próxima semana.