Arriondas, P. MARTÍNEZ

Nadie sabe quién es, pero el caso es que en algunas calles de Arriondas hay excrementos de perro que deberían estar dentro de una bolsa y en una papelera. La Policía Local ha hecho vigilancia en otras ocasiones, pero nadie infringe la ordenanza municipal delante de la autoridad y el año pasado, por ejemplo, sólo interpusieron una denuncia por este motivo. «Delante de nosotros todos cumplen la ordenanza», explica José Ramón Fabián, jefe del cuerpo municipal. Por eso el mes pasado decidieron dedicar el turno de mañana durante tres días a vigilar a que los canes llevasen microchip y sus dueños bolsitas para recoger sus excrementos.

Fabián enumera «veintiún perros controlados, de los que todos traían microchip menos uno y todos bolsa menos uno, que no era el mismo». Realizaron este control por la dificultad de pillar «in fraganti» a los responsables de los animales, ya que los agentes saben de personas «que sale con el perro, nos ven y vuelven a casa». Y el jefe de la Policía Local anuncia más campañas de este tipo, porque «aunque se notó algo de mejoría, tenemos que seguir porque si no se les olvida». Intentarán hacerlo en turnos de mañana y tarde, aunque la escasez de personal hasta que se cubran las dos plazas vacantes y la variedad de asuntos que tratan les impide hacerlo con la frecuencia deseable.

Fabián recuerda que tampoco se pueden dejar los excrementos «en el césped, porque cuando va el operario a segar salta todo. Si no quieren llevar bolsa, que bajen los perros a la orilla del río, alllí no hay problema».

Los propios dueños de perros en Arriondas criticaban ayer a las personas que no se comportan de modo responsable con su animal. Enma Pandavenes explica que «es evidente que hay gente que no lo hace» y destacó que con las nuevas correas -que traen portabolsas incorporado- «no cuesta trabajo llevarlo o acordarte». La dueña de «Berta» ve bien que se intensifique el control y el cumplimiento de la ordenanza, al igual que la de «Mou», Carmen María Blanco. Ésta última coincide en que «hay mucha gente que no la cumple» y en el poco trabajo que lleva hacerlo. «El Ayuntamiento puso el bando en grande y hay más excrementos que nunca», comentó antes de apuntar que, a su juicio, «somos pocos los que lo recogemos». Esto, sin contar que «el que lo recoge paga el pato del que no lo recoge y hay gente que despotrica contra quien tiene un perro». Blanco cree que cumplir esta norma forma parte de «una educación cívica que empieza en casa».

Según la ordenanza parraguesa, las multas por no recoger de forma inmediata los excrementos, algo que se considera falta leve, van de los 6,01 a los 90,15 euros. No tener identificado a un animal se considera grave y supone entre 90,15 y 180,3 euros.