La mañana en el centro de salud de Lastres tuvo cierto trasiego ayer, pues era el primer día que se prestaba atención sanitaria desde que el pasado 8 de junio se cerró por una plaga de pulgas. El consultorio de la calle San Antonio se abrió de forma provisional hasta que la Consejería de Salud realice las reformas necesarias en la Oficina de Turismo para ubicar allí el nuevo equipamiento de salud del pueblo.

Unos se enteraron por el boca a boca y otros por el periódico de que ya no tenían que desplazarse hasta Colunga para ser vistos por un médico de cabecera. Isabel Montoto acudió con su nieto, Marcos Roza, aliviada por no tener que coger el autobús a la capital del concejo. "Estoy contenta de poder venir aquí, tengo un nieto e ir a Colunga se me arreglaba muy mal", explicó la vecina, que necesita una medicación periódica que ha llegado incluso a comprar sin receta por no poder desplazarse.

Con todo se nota que el de la calle San Antonio es un centro provisional, pues ayer no pudieron examinar los oídos de Isabel Montoto, a quien derivaban mañana a Colunga. "Les dije que no, que teniendo consultorio aquí no voy, que no es una cosa urgente", apuntó la vecina, a quien citaron para el viernes en el consultorio llastrín. Montoto se lo explica porque, tras la desinfección de las pulgas, "lo tirarían todo", añadió.

Uno de los mayores problemas que existían en Lastres para que los vecinos se desplazaran al consultorio de Colunga es que una gran parte son personas mayores que tampoco pueden subirse a un autobús con facilidad. Es el caso de María Olga Granda, quien todavía esta semana pagó "3.000 pesetas", dieciocho euros, por ir y venir a la capital del concejo y tener al taxi esperando hasta que llegaron "unos resultados de Arriondas", explicó la vecina. Para ella es un grave trastorno porque se trata, como tantas otras, de una "jubilada con poca pensión".

La reapertura del centro de salud de Lastres -que ayer se hizo de la mano de una doctora sustituta de la titular- ha sido un triunfo de los vecinos, que no cesaron en su lucha hasta que la semana pasada arrancaron al consejero de Salud, Faustino Blanco, la promesa de que daría atención sanitaria hasta que las obras de la Oficina de Turismo concluyeran. Al parecer es la burocracia (necesaria para que la Cofradía de Pescadores "Santa María de Sábada" ceda el local para su uso sanitario) la que está retrasando unos trabajos que ya se habían prometido para mediados de este mes. Los vecinos llegaron a concentrarse en tres ocasiones para exigir esta atención médica en el pueblo y aseguran que seguirán vigilantes para que se cumpla el compromiso de habilitar un nuevo centro de salud. Entre otros motivos, está la posibilidad de que el foco de pulgas reaparezca y que el consultorio provisional -que dio servicio en los últimos años- carece de espacio suficiente para los pacientes que esperan, que a veces tienen que hacerlo en la calle.