En Amieva 95 familias viven de la ganadería. Muchas de ellas se plantean abandonar el sector e incluso las más jóvenes el concejo. Alegan que no es rentable por los continuos ataques del lobo. Entre esas familias está la de Mónica Vega, vecina de La Fresneda, que ayer se preguntaba qué futuro le espera a su hijo de dos meses, Manuel Gutiérrez, si no se controla la población de cánidos. "En verano nos mató dos xatos, es difícil seguir adelante así", alegó. Su opinión la compartía Juan José García, de San Román, a quien el cánido le mató cuatro novillas recientemente. "No ganamos para disgustos. Bajamos los xatos en agosto para que no nos los comieran y entonces los lobos se tiraron a por las novillas. Los tenemos al pie de los praos. No queremos que los exterminen pero sí que los controlen", dijo.