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A los 200 años de la muerte de un gran científico asturiano

Los números gloriosos de Pedrayes

El matemático lastrino, el más destacado del Principado de todos los tiempos, participó en la estimación del metro, enseñó en el Instituto de Jovellanos y fue un buen patriota en 1808

Medallón de Pedrayes, en Lastres.

El próximo 26 de febrero se cumplen dos siglos del fallecimiento en Madrid de Agustín Bernardo de Pedrayes y Foyo, el matemático asturiano más destacado de todos los tiempos. Pedrayes había nacido en Lastres el 28 de agosto de 1744 -llevaba por nombre el santo del día- donde se preparan ahora los correspondientes actos conmemorativos.

El gran sabio de los números cursó las primeras letras en su Lastres natal, tutelado por su padre, Emeterio Pedrayes, que era médico. Y después, en la vecina Colunga. Con apenas 14 años se trasladó a Santiago de Compostela donde lo acogió su tío el clérigo Bernardo Foyo. En la Universidad compostelana cursó los estudios de Filosofía, Teología y Leyes. Logró el grado en el año 1762.

Pedrayes destacó ya como estudiante. Después de diversos desempeños, en 1769 accedió al puesto de maestro de matemáticas de la Real Casa de caballeros pajes de su majestad. Pasó después, en 1786, al Seminario de nobles donde permaneció otros cinco años hasta que su salud se quebró quizá por los exhaustivos esfuerzos mentales que suelen requerir las matemáticas. Regresó a Lastres para reponerse. Cinco años le llevó la recuperación y durante ese lustro percibió puntualmente la asignación pública como si estuviese en activo, tal era la consideración que merecía a sus superiores.

En ese tiempo de retiro enlazó con Jovellanos. El encuentro se cifra en 1794. Y de las palabras a los hechos ya que el insigne gijonés le invitó a colaborar en el Instituto de Náutica y Mineralogía que había iniciado las clases el siete de enero de ese mismo año. Pedrayes se vuelca en la enseñanza de las matemáticas en el Instituto y, como buen ilustrado, se ocupa también de la pedagogía así que de la formación del profesorado para dar continuidad a su magisterio.

"Me parece que Jovellanos, oscureció a Pedrayes", comenta Santos González, catedrático de matemáticas de la Universidad de Oviedo y miembro de honor de la Sociedad Asturiana de Educación Matemática, "Agustín de Pedrayes". Considera que "Lastres no es Gijón; eran amigos y colaboraron pero no es lo mismo el barrio de La Salgar que Gijón". La actividad más destacada del sabio asturiano gira, según el profesor González "en torno a los problemas que presentaban determinadas ecuaciones y que finalmente acabó resolviendo Galois, uno de los genios matemáticos más destacados de todos los tiempos, muerto con 21 años de edad en un duelo. La cuestión era que las ecuaciones de quinto grado no se sabían resolver. Pedrayes trabajo notablemente sobre ese problema". Gustavo Bueno Sánchez, profesor titular de Filosofía de la Universidad de Oviedo, buen conocedor del pensamiento y de la ciencia moderna española, considera, más matizadamente, que "Pedrayes es una gran gloria local. La cercanía y el cariño no deben, sin embargo, provocar que se exagere su valor real en el conjunto de la historia de las matemáticas".

El trance más popular de Pedrayes, dentro de su relativamente críptica actividad científica, se produjo en el año 1798 cuando fue nombrado, junto a Gabriel Ciscar, representante de España en los trabajos centrados en París para establecer un nuevo sistema de pesas y medidas con carácter universal. La revolución industrial imponía un proceso globalizador que, a su vez, requería de proporciones y criterios iguales en todos los escenarios. A propuesta de Pedrayes se adoptó la iniciativa de Jean-Charles de Borda para la medición del arco de meridiano que va de Dunkerque a Barcelona y que sirvió de base para la división del cuadrante de la circunferencia terrestre en diez millones de partes. A una de esas partes se le dio la consideración de unidad básica y se la denominó metro. Durante los dos años que estuvo en la capital francesa dedicado a la medición del meridiano el sabio asturiano se centró también en la preparación y publicación de un tratado de matemáticas según indica Marcelino Menéndez y Pelayo en su "Ciencia española". No ha quedado rastro de esa obra.

Santos González recuerda que en el Congreso Internacional de matemáticas de 2006, celebrado en Madrid, el entonces alcalde de la capital de España Alberto Ruiz Gallardón citó en el discurso inaugural a Pedrayes. "Fue el único matemático español que recordó Ruiz Gallardón. En ese congreso la ponencia central corrió a cargo de Juan Luis Vázquez, el gran matemático ovetense, catedrático en Madrid. Conviene recordar también que el matemático español más destacado del siglo XX fue Julio Rey Pastor que al sacar la soposiciones ocupó la cátedra de la Universidad de Oviedo y dio la lección inaugural del curso en 1913. Lamentablemente, poco después se fue. Se perdió la ocasión de Pedrayes de crear escuela y también la de Rey Pastor".

Después de la aventura científica francesa rastreando meridianos y estableciendo el metro como unidad de medida universal, Agustín de Pedrayes regresó a su patria donde fue reconocido públicamente como una gloria nacional. El eco de la calidad de sus trabajos en París había calado en las instituciones y en la sociedad en su conjunto. El rey Carlos IV, tras su jubilación en el año 1801, le nombra ministro del Tribunal de Contaduría. Siete años después, cuando las tropas de Napoleón Bonaparte invaden la Península, el panorama cambia totalmente. José Bonaparte, rey marioneta de España, incluye a Pedrayes entre los investigadores elegidos para formar parte de la Real Academia de Ciencias y Artes que aún no había pasado de proyecto. El matemático asturiano rechazó esa oferta, bloqueó toda posibilidad de cooperación con los gabachos invasores y huyó a Cádiz donde se refugiaban los patriotas más conscientes y con más capacidad de reacción. En 1812, ya bajo el amparo de la primera Constitución española, Pedrayes consiguió de la regencia que se le otorgase de nuevo la percepción de su sueldo.

La obra de Pedrayes es apenas un eco de referencias. En 1777 publica un método de resolución de ecuaciones. Asimismo, el 17 de abril de 1798 aparece en la Gaceta de Madrid un concurso abierto para la resolución de un problema matemático. Pedrayes resulta ganador en solitario y en consecuencia es invitado a París. En la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional se conserva un libro de 280 páginas en formato folio, que trata de un nuevo y universal método de cuadraturas determinadas, que lleva la fecha de 1777 y en el que Pedrayes desarrolla y demuestra que las cuadraturas de algunas curvas hasta entonces expresadas por series de infinitos términos, pueden, en algunos casos, tener una integral completa. El todo caso, grueso de sus papeles desapareció en el incendio padecido por la Academia de Artillería de Segovia.

El 26 de febrero de 1925 la ciudad de Oviedo en reconocimiento a su obra y figura decidió dedicar una de las calles de la urbe en su honor bajo la denominación "Matemático Pedrayes".

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