Santiago Armesilla, doctor en Economía Política y Social e investigador en el Euro-Mediterranean University Institute (EMUI), dedicó su lección de ayer en la Escuela de Filosofía de Oviedo, en la sede de la Fundación Gustavo Bueno, a los procesos de integración política y económica que han tensionado Iberoamérica a lo largo de los últimos siglos. Armesilla comentaba, unas horas antes de su clase magistral, que siempre ha existido en aquellos países "cierta idea de integración, nebulosa puede ser; lo que tienen claro es que si no se integran, ya sea conservando sus identidades nacionales o fusionándose en una supernación, su situación periférica va a continuar". En su análisis, el conferenciante se detuvo en los casos de países como Chile, Argentina, México, Cuba y Venezuela. Sobre este último, Santiago Armesilla declaró que "a pesar de la tirantez con España, las relaciones de los dos estados son solidas" y que "después de la vinculación que ha habido entre Podemos y las bases bolivarianas, para el PP y las clases dominantes españolas cuanto antes caiga el régimen bolivariano mejor".

Armesilla opina que el principal problema para la integración de Iberoamérica en una plataforma común es que "no está claro qué integrar ni el modelo de desarrollo" y su futuro está muy influenciado por potencias externas, especialmente por Estados Unidos. "Cada uno tira en una dirección", especificó.

Santiago Armesilla conectó sus planteamientos con las teorías de Gustavo Bueno y apoyó su exposición con mapas geopolíticos. El primero fue el del cartógrafo holandés Willem Janszoon Blaeu, del siglo XVII, el Americae Nova Tabula, con los perfiles del continente ya definidos.

En su acercamiento a la cuestión Armesilla habló del modelo económico que impera en América Latina, "basado en el extractivismo" y de la denominación de Tercer Mundo, al que las grandes potencias, Estados Unidos y Rusia, la abocaron.