El periodismo español despide a una figura histórica. El asturiano José Luis Balbín, el carismático creador y conductor de «La clave», falleció este miércoles en Madrid, a los 81 años. La noticia fue anunciada este miércoles por Julia Mesonero, viuda del periodista, con una nota publicada en los perfiles oficiales de Balbín en las redes sociales, en la que anuncia además que «tal y como él quiso, sus restos mortales serán llevados a su ciudad natal, Pravia».

José Luis Balbín, nacido en 1940, hizo sus primeras prácticas en LA NUEVA ESPAÑA para, una vez graduado, incorporarse a la plantilla del diario «Arriba». Posteriormente pasó a Radio Televisión Española (RTVE), donde impulsaría un programa fundamental del medio en la transición: «La clave». Estructurado en torno a un debate, siempre sobre temas de gran actualidad (y en no pocas ocasiones muy controvertidos), y complementado con la emisión de una película, «La clave» se ganó a los espectadores desde su primera emisión, el 18 de enero de 1976, por la pluralidad de sus invitados y por la pericia de Balbín, siempre con su icónica pipa, al dirigir el debate. Aunque llegó a estar suspendido hasta en dos ocasiones por afrontar cuestiones incómodas para el Gobierno (al final de su temporada inicial) y por el interés de la cadena en modificar su formato (en 1980, cuando se quiso emitir en diferido pese a la oposición de Balbín), «La clave» se mantuvo en antena prácticamente una década: su último programa se emitió el 20 de diciembre de 1985. Con el nuevo año, la dirección de RTVE canceló el programa, una decisión que Balbín siempre achacó a las presiones del Gobierno del socialista Felipe González, en vísperas de año electoral y con el referéndum para votar la entrada de España en la OTAN en el horizonte. «La clave» volvería a las pantallas con la llegada de las televisiones privadas, en concreto en Antena 3, donde se mantuvo tres temporadas, entre 1990 y 1993. En total, fueron más de 400 programas.

Aunque en los últimos años Balbín había sufrido algunos problemas de salud, que incluso le postraron en una silla de ruedas, la noticia de su muerte cogió por sorpresa a sus muchos amigos, e incluso a personas muy cercanas. Lola Ortiz, la viuda del también periodista Ladislao de Arriba, amigo y colaborador estrecho de Balbín en «La clave», recibió la noticia en Madrid, y reconoció que fue algo «inesperado». «No hace ni cinco días que hablé con Mari Carmen (hermana de Balbín) y él estaba bien, aunque los años no pasan en balde. Pero es un gran disgusto: para mí y para 'Ladis' era un amigo de los de verdad».

Pluralidad

Graciano García, que veló junto a Balbín sus primeras armas como periodista en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA, se mostró conmocionado por la noticia: «Lo siento en el alma. Le conozco desde los primeros pasos en esta profesión tan hermosa y maravillosa que tenemos. Él proyectó en mí y me ayudo en la escuela de periodismo porque tenía un gran prestigio. Después coincidimos en La Nueva España y era un compañero modélico y ejemplar, solidario, que abrió a nuestra profesión, en momentos muy difíciles, el camino de la dignidad, y la defensa de una España plural y democrática. Balbín es un histórico del periodismo, y para mí es un orgullo haber sido amigo entrañable de él. Hemos perdido algo muy grande, y no me gustan las palabras huecas». 

Balbín, en un programa de "La clave". RTVE

A lo largo de su vida, Balbín recibió diferentes distinciones por su trayectoria profesional. Destacan el premio «Jesús Hermida a la trayectoria» que concede la Academia de la Televisión, recibido en 2021, y el Premio Nacional de la Televisión, que le otorgó en 2015 el Ministerio de Cultura. En Asturias, Balbín recibió dos reconocimientos especialmente entrañables: un homenaje del Colegio de Periodistas de Asturias en 2016, y el premio «Amuravela de Oro», de «Amigos de Cudillero», entidad a la que estaba muy unido y para la que también escribió un Cuaderno Literario de la Mar. «Era como in hermano», señaló Juan Luis Álvarez del Busto, presidente de «Amigos de Cudillero» y cronista del concejo, al conocer el fallecimiento de Balbín, algo que le afectó sobremanera por los lazos personales que le unían al periodista praviano.

Irrepetible

El periodista y promotor musical y teatral Nacho Artime, que conoció la luctuosa noticia a través de este periódico, manifestó su pesar por la pérdida de «un personaje irrepetible, un periodista nato, inteligentísimo y dueño de una lógica aplastante». Artime recuerda que Balbín «era, como yo, de la escuela de Pérez Las Clotas; y de alguna forma tuvimos carreras paralelas, aunque estudiamos Periodismo en ciudades diferentes».

En la época madrileña de ambos coincidieron en numerosos acontecimientos. «Éramos habituales de Bocaccio, la sala donde nos reuníamos periodistas y artistas, y él siempre tuvo un encanto especial para las mujeres». De «La clave», el programa mítico que Balbín dirigió durante años en Televisión Española considera que «han pasado treinta o cuarenta años y no se ha hecho en televisión un programa igual. Parecía un programa de un canal de las mejores cadenas de Estados Unidos o de la BBC, por el elevado nivel de sus debates y la calidad de sus participantes. No se le ha dado en este país la importancia que merecía». Recuerda Artime que coincidió «hace dos o tres años, no recuerdo» con Balbín en Cudillero, se fundieron en un abrazo «y ya le vi muy deteriorado, me impresionó». Y concluye: «el único reproche profesional que puedo hacerle es que escribiera poco».

"Fui un afortunado, por poder hacer ‘La clave’ tendría que haber pagado, no cobrar"

José Luis Balbín dictó sus memorias a LA NUEVA ESPAÑA a finales de marzo del año 2010. En aquella serie de entrevistas –cuatro entregas– el periodista asturiano rememoraba sus inicios en el periodismo y ofrecía los detalles de las suspensiones que sufrió su célebre programa de televisión. "La primera suspensión fue a los pocos meses de comenzar, en 1976, cuando anunciamos un debate sobre el caciquismo", recordaba entonces Balbín. Aquel programa, que prendió especialmente en los años de la transición española, iba a suponerle a Balbín que "para el PSOE fuera un traidor, y para la derecha, un rojo". El referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, en 1986, acabó con "La clave". "No debo de ser persona fácil para los jefes y tengo fama de ello; pero he de añadir que soy la persona más disciplinada y leal en la profesión. Pero no he confundido la lealtad con la incondicionalidad y lo que no admití fue que un partido llegara al poder con una campaña de ‘OTAN, no’ y al día siguiente dijera lo contrario". Balbín explicaba que la campaña del PSOE contra él venía ya de 1983, cuando era director de informativos y dirigía "La clave", pero que el desencadenante final fue el referéndum: "Hay más tensiones cuando va acercándose el referéndum de la OTAN. Felipe me paró un día y me dijo: ‘Pero tú, ¿qué más quieres?’. ‘Que me dejéis hacer’. Y lo segundo, me desafió: ‘Pues no te preocupes, que la última semana saldré yo en campaña y ganamos el referéndum en siete días’. Yo ya tenía experiencia de mentiras de Felipe, que me las trasladaba como director de informativos. Llega lo de la OTAN y me dicen que no se puede hacer el debate. ‘Pero si es una cuestión clave, que va a ir a consulta nacional’. Prohibieron el programa y mandaron a los guardias a que no nos dejaran entrar en los despachos. Al final hicimos el debate en el exterior, en el hotel Palace, y tuvo una repercusión enorme". 

"Felipe me desafió: ‘La última semana salgo yo y ganamos la consulta de la OTAN en siete días’"

Pese a los sinsabores, el balance de Balbín era muy bueno: "He sido un afortunado en la profesión, porque por poder hacer ‘La clave’ tendría que haber pagado, en lugar de cobrar. Me han echado de varios sitios y los empresarios de la comunicación no me quieren nada, pero aquel programa estuvo en el momento oportuno en el lugar adecuado; algo así, donde se sentaron desde Pasionaria a Blas Piñar, es hoy casi imposible".

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Antes de aquellos años, y tras sus inicios en LA NUEVA ESPAÑA, a Balbín lo fichó Emilio Romero para "Arriba", estuvo de corresponsal en Alemania y de ahí pasó a Televisión Española, cuando el director era Adolfo Suárez. La relación tampoco fue pacífica: "Fui a París de corresponsal. Llega el Proceso de Burgos y preparan un coloquio en la televisión francesa. Me llama Suárez: ‘Han invitado a un representante de España y queremos que seas tú’. ‘Perdón, Adolfo, pero yo no sé qué coño he de saber del Proceso de Burgos; además, ¿quieres que me linchen los franceses por defender las condenas a muerte?’. ‘Es un favor que te pedimos’. ‘No lo veo. Pídeme lo que quieras, pero eso no’. Tiempo después, Adolfo hizo aquella serie, “ Crónicas de un pueblo”. Me llamó: ‘Mira, estamos haciendo esto. ¿Tú te vendrías aquí?’. Tampoco fui y llegaron las elecciones presidenciales francesas de 1974. ‘Tienes que dejar París’. Ahora vienen las elecciones francesas y en España hay mucha repercusión con lo que pasa en Francia, y no nos fiamos de ti’.

Cuando Balbín dictó sus memorias también tuvo una mención para la política asturiana del momento: "Cascos me llamó un día: ‘¿Por qué no hacemos otra vez ‘La clave’? ¿No recuerdas que me llevaste una vez al programa? Pues fue entonces cuando me di cuenta de lo que era el programa: Yo era el último mono del Ayuntamiento de Gijón y al día siguiente del programa me saludaba la gente por la calle; y he llegado a vicepresidente’. Estos días me han dicho en Asturias que debo de ser muy amigo de Cascos porque aparezco con él y hemos estado comiendo juntos. Sí, le conozco, claro, pero también he presentado a Tini Areces cuando le dieron la ‘Amuravela de oro’ en Cudillero. No sé por qué voy a ser más amigo de uno que de otro", sentenció, genio y figura.