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Crítica / Música

Femenino singular

Programa original y femenino de apellidos musicales ilustres: Clara Schumann (1819-1896) -de soltera Wieck-, Fanny Hensel-Mendelssohn (1805-1847) y Pauline Viardot (1821-1910), mujeres románticas, avanzadas a su tiempo, desconocidas en el repertorio de salón que se tornó claustro para un concierto cercano e intenso.

Tres lieder del opus 13 de Clara mostraron la cercanía literal con Robert por estilo y escritura, pareja voz-piano en complemento perfecto para unos textos en alemán no del todo claros en la potente voz de Begoña García-Tamargo, seguidos de otros cuatro de la hermana de Félix, una selección de su opus 1, con alternancias emotivas de canto de cisne, despertar en serenata matutina o mecidos por una góndola, subrayados apolíneos en el piano de Manuel Burgueras siempre atento al canto algo falto de intimismo y mayor legato.

Pero el protagonismo lo tuvo la hija del tenor Manuel García y hermana de la famosa María Malibrán y Manuel García el barítono, Paulina García Sitches, Pauline Viardot, un descubrimiento musical de enorme talento y estilo totalmente contemporáneo, tanto en sus "Poésies toscanas" de las que escuchamos tres de las cinco, las breves "L'inamorata" y "Povera me!" flanqueando una "Serenata Fiorentina" de mayor empaque, más cómoda la soprano con el idioma de Dante que el de Goethe y unas melodías agradecidas para su registro.

Las siete siguientes demostraron el talento de la cantante y compositora francesa en su idioma, música apoyando siempre al texto, lenguaje pianístico puede que inspirador del mejor Nino Rota por armonías y texturas, selección recuperada por Burgueras en la Biblioteca de París y librerías de antiguo, auténtico estreno ("Hai luli!" parece haberse escuchado antes) que resultaron singulares y bien entonadas por la soprano asturiana "in crescendo" como la emoción de cada una, personalmente con exceso de vibrato más allá de la propia expresión de la partitura, destacando "Un jour de printemps" de voz silabeada y piano cristalino, la citada "Hai luli!" en ritmo ternario y muy sentida, casi aria operística de salón, más la última, bisada, "Grand oiseaux blancs", inicio con desnudez vocal, piano leve que irían levantando vuelo y tensión hasta el cielo que comenzaba a oscurecerse tenuemente, explosión sonora en los dos intérpretes. Mujeres protagonistas,

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