Oviedo,

María José IGLESIAS

Antonio Miró es mucho más que un modisto cotizado. Es uno de los escasos nombres de la moda española que arrasan en Japón y disfruta de un amplio reconocimiento internacional. Su apuesta por la ecología ligada al diseño, su visión de la moda como un todo y sus incursiones en el campo de los muebles, la escenografía o la decoración de hoteles han hecho del creador catalán una referencia clave. Miró participó ayer en Oviedo en el Congreso nacional de innovación hotelera y no quiso perderse la sidra y un paseo por Oviedo.

-A los asturianos les gusta la modernidad que se respira en Barcelona.

-Pues a mí me ha gustado la estética de Oviedo. Es una maravilla esa mezcla entre el Norte y toques castellanos, algo que no tiene San Sebastián, que es mucho más afrancesada.

-En España la moda está de moda. Usted es uno de los pocos nombres que han dado el salto internacional.

-En moda, como en otras muchas cosas, en España tenemos una situación excepcional. Grandes compañías como Zara o Mango son la excepción y se han convertido en un fenómeno internacional. En cambio, la moda no ha encontrado su sitio. Tal vez porque no lo tiene que encontrar.

-Realmente Zara ha conseguido que sus bolsas sean las más vistas en las principales capitales del mundo.

-El mejor paso para colaborar con la moda española sería que Zara, por ejemplo, apoyase a creadores, brindándoles una plataforma para triunfar. Ése es el gran premio que esas cadenas deberían dar a la moda. H&M ha realizado experiencias parecidas.

-Un buen día usted decide diseñar y vestir hoteles, sin dejar para nada las colecciones de moda.

-Un diseñador tiene muy claro el concepto de lo que le gusta. El hotel tiene tres partes bien diferenciadas: ecología, originalidad y comodidad. Las tres pueden combinarse. La ecología es fundamental. Se manifiesta en cientos de detalles, que van desde el reciclaje de materiales a una bomba de agua que sale de la ducha y lleva el agua utilizada al váter. Ese factor ecológico es un añadido de calidad y así debe venderse, desde el punto de vista del marketing.

-¿La gente valora hospedarse en un hotel ecológico?

-Yo creo en la humanidad. Por tanto, estoy convencido de que las personas son sensibles a este tipo de cosas.

-En un mundo donde parece que ya está todo inventado debe ser muy difícil ser original...

-La originalidad es ser capaces de sorprender, de divertir. Cuando vamos a un hotel queremos experimentar una sensación diferente a la de estar en casa. Pasar tres días en un hotel nos tiene que sorprender.

-Si moquetas, cortinajes, mármoles y maderas nobles ya no son lo más, ¿cuál es el gran lujo para el viajero contemporáneo?

-Sin duda, la ecología. Si el lujo es despilfarro se convierte en una horterada. El que se compra un coche que consume 50 litros es un hortera.

-¿Qué le llevó a entrar en el mundo de los hoteles?

-Hasta ahora he diseñado el hotel boutique Miró, en Bilbao, y he diseñado vestuario para el Ars o el Mayestic de Barcelona. También realizo desde hace años el vestuario de El Bulli, el restaurante de Ferrán Adriá en Rosas. Estoy dispuesto a seguir con proyectos de ese tipo, siempre que tenga encargos.

-¿Se plantea crear su propia cadena de hoteles, como ha hecho su colega Salvatore Ferragamo?

-No, no es la idea. De hecho, el hotel de Bilbao se llama Miró, pero se debe a otras razones, no es por que pertenezca a la marca Antonio Miró.

-Las tiendas de moda se están convirtiendo en una especie de sucursal de Hollywood, con tanto famoso metido a diseñador: Madonna, Paris Hilton, Victoria Beckam, Kate Moss...

-Estoy un poco en contra de todo eso. Lo que más me molesta es que esas cadenas que han copiado tanto no dan oportunidades a jóvenes diseñadores. No sé si Madonna dibuja o no. Su estética ha ido condicionando a los creadores que la han vestido, Gaultier, Dolce y Gabanna... Más bien son cuestiones de marketing.

-En los setenta ya era muy conocido con las tiendas Groc, ¿siempre tuvo claro que lo suyo era la moda?

-Pues sí. Vengo de una familia de tradición textil.