Oviedo, J. A. ARDURA

El sacerdote Fidel Ibáñez, secretario del obispo Javier Lauzurica en la década de los años cincuenta y compañero de estudios eclesiásticos del cardenal asturiano Francisco Álvarez, falleció en la madrugada del miércoles en su habitación de la Casa Sacerdotal de Oviedo, donde residía desde el pasado mes de septiembre. Ibáñez asumió el cargo de vicerrector del Sagrado Corazón en 1998, cuando los Jesuitas renunciaron a seguir con la labor pastoral en el templo gijonés.

Fidel Ibáñez, de 84 años, murió de forma repentina, ya que ayer tenía previsto acudir con una sobrina suya a la consulta de un oftalmólogo. Este veterano cura desarrolló toda su trayectoria sacerdotal en la diócesis de Asturias, donde se ordenó en 1953. En esa época fue secretario del arzobispo Javier Lauzurica, puesto en el que permaneció hasta 1957.

Ibáñez había realizado los estudios de Filosofía y Teología de la carrera sacerdotal en Tapia de Casariego, Valdediós y Oviedo, en los que coincidió con Francisco Álvarez, con quien mantenía una gran amistad. Tras su etapa en el Arzobipado, Fidel Ibáñez inició un recorrido que lo llevó por parroquias de distintos puntos de Asturias. El sacerdote, cabraliego de Tielve, estuvo primero en San Martín de Podes y en Laviana de Gozón. También ejerció el ministerio sacerdotal en Fresnedo (Nava), antes de ir como formador del Seminario Menor en la década de los años sesenta del pasado siglo. En 1972 la diócesis lo destina a Santianes de Pravia y asume la capellanía del Colegio de Los Cabos, que en aquella época formaba a los niños huérfanos de la Guardia Civil. Su siguiente cometido será en Arriondas, adonde llega en 1982 y donde estará hasta 1998, cuando en tiempos de Gabino Díaz Merchán como arzobispo y de Atilano Rodríguez como obispo auxiliar pasa a ejercer la labor sacerdotal en la Iglesiona de Gijón.

El funeral de cuerpo presente por Fidel Ibáñez tendrá lugar hoy, a las cinco, en San Juan el Real de Oviedo. Sus restos recibirán sepultura en el cementerio de El Salvador. La basílica del Sagrado Corazón de Gijón, la popular Iglesiona, le rendirá su último adiós el sábado.