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«Villarina», grande como un oso

La Fundación Oso Pardo graba al animal en perfecto estado de salud a sus dos años y cuatro meses

«Villarina», grande como un oso

Oviedo, Raquel L. MURIAS

«Villarina» ya está grande como un oso, haciendo gala del animal que es. La osa, que apareció en junio de 2008, cuando era poco más que un bebé, malherida en una cuneta a la altura del pueblo de Villarín, en Somiedo, es la protagonista de la última grabación de la Fundación Oso Pardo (FOP), que ha logrado tomar unas bellas imágenes de la osa campando a sus anchas y en perfecto estado de salud por los montes de Somiedo.

«Villarina» se ha convertido así, y contra todo pronóstico, en el primer oso que ha sido capaz de volver a reintroducirse en su medio natural después de haber pasado un tiempo en contacto con los humanos. Y es que no era tarea sencilla, ya que la osa pasó cinco meses sólo en contacto con los humanos que se encargaron de cuidarla para que se recuperase de las heridas y del grave traumatismo que tenía en la cabeza cuando unos turistas la recogieron de aquella cuneta.

Pero ella, probablemente sin saberlo, ha roto todas las estadísticas y lo ha hecho para bien. La osa está gordita, se mueve sin problemas, busca comida, juega y corretea. «Villarina» está contenta y come lo que más le gusta: hojas tiernas, bulbos, raíces, insectos y hierba, mucha hierba.

La Fundación Oso Pardo, que se encarga del seguimiento de los osos de la cordillera Cantábrica, se muestra muy satisfecha por el estado de salud de la osa y porque, según explica el presidente de la FOP, Guillermo Palomero, se confía en que «Villarina» se convierta pronto en una osa reproductora y que dé continuidad a la población de oso pardo en el Norte. En la Cordillera hay 21 hembras reproductoras.

«Villarina» ha pasado su tercer invierno de vida sin problemas y ahora, con la primavera, se vuelve a dejar ver. La FOP explica que para llevar a cabo esta grabación no ha sido necesario colocar celos atrayentes, que suelen molestar al animal. Los expertos optan por acoplar cámaras digitales a los telescopios y así grabar a «Villarina» sin que se entere y sin molestarla en su quehacer cotidiano. La marca que lleva en la oreja izquierda sirve para garantizar que no hay duplicidad en los datos, es decir, que es ella.

No hay mejor muestra que estas imágenes para comprobar que la reintroducción de «Villarina» al monte fue un éxito. Nada tiene que ver este vídeo con las primeras imágenes que se tuvieron de ella, cuando dos turistas madrileños la recogieron y la pequeña era poco más que una bola de pelo con la cabeza ensangrentada. Ahora sólo le queda crecer y cumplir los 3 años, al menos, cuando se supone que empezará a quedarse preñada cada dos años y a traer pequeños esbardos al mundo, que serán tan minúsculos como era ella en junio de 2008.

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