Ni su dificultad para los idiomas, que le obligó a "hacer un esfuerzo mayor", pudo con Alejandro García. Tras colocarse en el sillón que tenía reservado, al que llegó midiendo con la sala el bastón de invidente con el que guía sus pasos, comentó que "es un privilegio poder recibir un premio como este". "Se necesita ser una persona especial", añadió con orgullo. Entre las cualidades que le hacen merecedor del galardón enumeró su "su buena memoria y su pasión por los temas de la antigüedad". Características que le vendrán de perlas en su futuro académico. Cuando haya terminado el Bachillerato de Humanidades, "lo mío son las letras", tiene claro su propio movimiento: "Me gustaría estudiar Historia".